domingo, 12 de junio de 2011

L. van Beethoven: Septeto en Mi bemol mayor, op. 20 (”Septimino”) - (Estudio)

La obra, dedicada a la emperatriz María Teresa, está escrita para tres instrumentos de viento (clarinete, fagot, trompa) y cuatro de cuerda (violín, viola, violonchelo y contrabajo). Escribía Beethoven al editor Hofmeister en diciembre de 1800 que «a la vista de los hábitos, se podrían transcribir los tres instrumentos de viento (…) para un violín, una viola y un violonchelo más».
 Esto era en función de los «amateurs» que, según todos los indicios, eran numerosos: desde su aparición, el Septeto obtuvo, en efecto, un gran éxito. De esta cálida acogida es testimonio, entre otros, la opinión del Allgemeine Musikalische Zeitung. «Un septeto escrito con mucho gusto e imaginación». Tal entusiasmo acabó por exasperar al compositor quien, más tarde, declararía: «Hay en él mucha imaginación, pero poco arte… En aquella época yo no sabía componer, y ahora creo que sí sé». Esbozado en 1799 (al mismo tiempo que el Cuarteto nº 2), la partitura fue terminada en 1800. El compositor la dio a conocer en un concierto público, en el National Hoftheater de Viena, a la vez que la Sinfonía nº 1. Todo parece indicar que la obra ya había sido interpretada en privado, en casa del príncipe de Schwarzenberg. Fue publicada en 1802, por Hofmeister y Kühnel, en Leipzig (en aquel momento, y sin duda por error, como op. 21). También en 1802, Beethoven realizó una transcripción para trío (piano y cuerdas) que dedicó al doctor Schmidt.



La obra adopta la forma antigua del divertimento o la serenata, en seis movimientos, de la que evoca tanto el espíritu como la libertad de realización, mostrándose, a fin de cuentas, muy próximo al estilo de Mozart y Haydn. En lo que sigue reproduciremos tres ejemplos musicales perfectamente explícitos de este estilo y que, por lo demás, han alcanzado popularidad. Un Adagio de dieciocho compases constituye el preámbulo y da paso al Allegro con brío o primer movimiento, el cual se construye a partir de un tema conductor pimpante, en corcheas picadas repetitivas, en diseño lineal que evita cualquier complicación polifónica y vive de su propio dinamismo. El segundo movimiento (Adagio cantabile) utiliza un tema en 9/8, presentado dolce, de muy íntimo fervor:



El Tempo di minuetto en 3/4, con trío, hace aparecer un tema sincopado de extremado vigor:



En cuanto al cuarto movimiento, se trata de un Tema con variazioni (cinco variaciones y coda). El tema, Andante en 2/4, es de aire popular (tomado de una canción de bateleros renana), y es presentado por el primer violín al que se une el clarinete:



Con el quinto movimiento tenemos un Scherzo indicado Allegro molto e vivace, con trío. El tema de este scherzo en 3/4 hace una entrada casi cómica, en acorde descompuesto a la octava descendente (con la trompa); es repetida en notas conjuntas, siempre descendentes, en un registro agudo, antes de ser retomada literalmente por el fagot. El carácter es el de música galante sin más pretensiones, aunque marcado por un tono afirmativo ya muy «beethoveniano». Por fin, el movimiento conclusivo se organiza mediante un Andante con moto alla Marcia que introduce a un Presto (en 2/2) cuyo tema principal se presenta a la manera de un perpetuum mobile, siempre en notas breves y rápidas. Así, la obra concluirá en el virtuosismo más brillante.


Este artículo fue publicado en la página de Audiocámara del Aula de Música de Cámara del Conservatorio Superior de Música de A Coruña.

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