De Juan Ferrer publiqué una entrevista en su día, que figura en la etiqueta correspondiente.
Hace dos días en Facebbok, leí una entrevista que le había hecho un melómano y amigo de Juan, que me encantó.
Y me encantó porque Juan en las respuestas a las preguntas de su amigo, nos dá una lección de sinceridad y de sabiduría.
Me gusta muchisimno como toca Juan el clarinete, es sin duda unos de los grandes clarinetistas de nuestro país, y me admira su sencillez, su proximidad, y su simpatía.
Hace unos días Juan ha tocado el primer concierto de Weber, con su orquesta dirigido por Germán López Cobos. He escuchado el bís que tocó,he leído la crítica del concierto y ahora la entrevista.
En la crítica se dice, que una de las ovaciones más intensas que nunca se han escuchado en el Palacio de la Ópera de A Coruña, sede la OSG, se la dedicó el público a Juan Ferrer Cerveró.
Os recomiendo que la leáis con atención porque este hombre todo corazón y humanidad, dice cosas que son muy interesantes.
Sólo me resta dar las gracias a Juan y a su amigo, el cual escribe en un blog interesantisímo que os recomiendo visitéis.
https://psanquinblog.wordpress.com
Entrevista.
El domingo pasado tuve la oportunidad de conversar un buen rato
con nuestro solista de hoy, el principal de clarinete, Juan Ferrer ¡Qué
decir! Si hubiese que señalar un músico de la orquesta admirado, querido
y popular entre todos los seguidores de la misma él sin duda se
llevaría la palma. No en vano, Ferrer, aparte de un músico que nos pone
los pelos de punta en cada concierto con unos solos infalibles, es una
auténtica fuerza de la naturaleza.
¡Qué maravilla conversar con él! Una pena, una vez más en estas
entrevistas, que la transcripción omita el entusiasmo, la energía y el
humor con que se explica, pero al menos quedan aquí reflejadas unas
reflexiones igualmente de peso, de una grandísima lucidez.
Empezamos la conversación tras un segundo intento en la búsqueda,
en la zona de Riazor, de encontrar un local en el que el barullo de un
día de derby futbolístico fuese tolerable.
Juan, parece que no hay tanto ruido aquí, creo que se podrá grabar sin problemas.
Lo vas a escuchar bien, seguro. Además, mi voz proyecta. Como dice Víctor Pablo: Juan ¡cómo proyecta tu voz!
Pues ahora que lo dices ¿Puede influir una buena voz en la interpretación con tu instrumento?
¡Sí, sí, sí! Porque no es lo mismo hablar fuerte que proyectado. Es
lo mismo que sucede a los cantantes. Es un tema de respiración, de
trabajar bien el aire con las cuerdas vocales y después con el
instrumento. Es muy importante el aire, el aire es como el arco para las
cuerdas. El aire para nosotros es lo que provoca que la caña vibre
bien… independientemente de la capacidad acústica que tú tengas, pero
sí, es importantísimo.
Siempre me ha parecido dificilísimo el clarinete, ¿No?
No, todo es difícil.
¿Y para un chico que empieza, los comienzos no son duros?
Todo es difícil, todo. Hay cosas más difíciles. Esto de la dificultad
es relativo, depende de a dónde quieras llegar, lo sensible que quieras
ser, como quieras expresar, porque ya no es un tema matemático de tocar
o no tocar sino de cómo tocar.
Tú puedes tocar un pp o ppp, una entrada de un
solo, puedes arriesgar, puedes crear… El instrumento es un “medio de”.
Puede ser cualquier instrumento, pero el instrumento tiene que ser un
medio, tiene que ser como una parte de ti. Porque si no te sientes
identificado totalmente pues no pasa nada. Seguro que gente muy buena
que no piensa así, pero el instrumento tiene que ser como una parte de
ti, sin más.
Pero no es tan agradecido como otros para un chaval que empieza ¿No requiere una vocación muy grande para embarcarse en él?
No, el clarinete no es desagradecido, no. Es decir, en el piano
pulsas y suena y el clarinete hasta que suena pues requiere un tiempo
para trabajar una caña que vibra y claro, adquieren importancia otros
factores como la boca, los labios, los dientes, la respiración. No es
sólo manos, arcos, hombro. Depende también de tu cavidad bucal, de tu
capacidad pulmonar, pero no es un instrumento difícil para empezar, creo
yo.
¿Y cómo describirías el atractivo del clarinete?
El clarinete es está en medio del oboe, de la flauta y del fagot.
Tiene un registro grave que es lindo y puedes llegar a tocar agudo y
también es lindo. A mí lo que me gusta del clarinete, es que está un
poco en todos los sitios, en todos los registros. Y después su color. El
color del clarinete que aparece muchísimas veces es descriptivo. Puede
sonar aterciopelado, puede sonar más brillante, puede sonar más oscuro. Y
a mí el tema de los colores es que me gusta mucho, mucho, mucho. No es
que me guste, es que los colores están ahí igual que en la vida. Más
mate, más brillo, más pronunciado, más contraste, menos… El clarinete es
un instrumento que permite tocar con mucho cambio de color y eso es
importantísimo.
Sin duda ¡Muy interesante! Háblanos ahora del concierto de Weber ¿Por qué lo has elegido?
Pues ya de pequeñito lo tocábamos mucho en las clases. A mí me gusta
mucho, primero porque es en fa menor, tonalidad menor. Y además es pura
ópera romántica alemana ¡Tiene un toque operístico pero romántico
alemán! La verdad que es una música que desde pequeñito me encanta, con
la cual puedes expresar. Es bastante lírica, incluso tiene un toque
virtuoso. Se puede apreciar tu versatilidad, si la tienes o no… Hay
mucho contraste, entre los movimientos. El tercero con ese toque también
más popular. Como si fuera…
Una danza o un rondo
Exactamente. Tienes un poquito de todo pero ante todo hay una
intención ahí dentro. Hay una profundidad, hay una expresión. A mí
siempre me gustó Weber por eso lo elegí y ¡¡además con López Cobos!!
Por él te iba preguntar…
López Cobos, director de la ópera de Berlín 20 años y que ha dirigido
ópera tantas veces. Es más, ayer lo vi y me llamó, me dijo: “Juan, ven
un momentito” y bajé en el mismo escenario. Nos dimos un abrazo y me
dijo: “Qué concierto más bonito”. Con lo cual yo me dije: guau, si él me
dice qué concierto más bonito, un hombre que ha dirigido todo en todos
los sitios digo: ¡Pues qué bien!
Es un director con mucha madurez. Un director que desde que estuvo
enfermo dirige con más profundidad, con más sentimiento que antes,
porque Cobos siempre dirigió muy bien y fue muy bueno, pero yo creo que
ha tenido un plus ahí de sentimiento… creo yo, humildemente.
No sé qué pasará. Lo único que puedo garantizar es que dejaré el
corazón en el escenario. Después ya los demás haremos lo que podamos
como siempre.
No estarás nada nervioso ¿A qué sí?
¿Nervios pocos? Nooo, a mí me gusta estar nervioso. Tener ese punto de estrés.
Pues no se te nota nunca.
Bueno, porque lo controlas, pero a mí relajado no me gusta tocar.
Necesito tener el corazoncito ahí, un nudito en el estómago. Le da
calidad, le da respeto a lo que haces. Soy un poco como un pavo real.
Poco a poco me relajo y entonces ya despliego las alas.
Pues entonces lo pasarás fatal, en tensión, en tantísimas
sinfonías en las que el clarinete tiene solos decisivos. Lo digo en
broma, ¡por suerte eres un músico extraordinario!
Fíjate, el otro día una sinfonía que parecía una tontería, la Segunda
de Scriabin fue algo increíble ¡Tenía tantos solos de clarinete con
seis bemoles y registro grave, clarinete en la! En el segundo compás ya
empezaba yo. Además, la semana pasada tuve a mi hijo ingresado -¡Fue
todo bien! Llegué corriendo a los ensayos, dormí una hora… Fíjate, con
todas estas cosas te pones delante del atril. Y ahí a nadie le importa
ni le interesa como lo has pasado y que has pasado.
Es una vida esto de tocar en una orquesta. Para mí no es un trabajo,
es una vida, es un todo. Te duele la cabeza, tienes una mala racha, te
han dado una mala noticia o te ha pasado una mala cosa de lo que sea y
¡tú tienes que tocar igual! La verdad que esto le da un plus a lo que
haces, que no es más importante que otras cosas ¡para nada! pero que
tiene esa cosa de decir: ¡Ostras. Yo tengo que transmitir hoy y tratar
de llegar aunque tenga problemas!
Escuchándote pienso la tortura que puede ser para un músico que sólo lo vea como un trabajo
Fíjate, nunca pensé que podría llegar a ponerme delante de una
partitura y decir ¡Ostras, es mi momento, estoy solo con mi música! Pero
es así. Me aíslo. Estoy aquí y voy a hacer lo que pueda y yo creo que
ese el secreto de todo esto. De todo en la vida, pero el secreto de
tocar en una orquesta es el no perder nunca la chispita y querer
aprender siempre. No dejar nunca de decir: ¡Quiero aprender! Decirse:
¡Ostras una sensación nueva! Yo creo que esto es fundamental.
Y de los muchos solos que puedes haber tocado ¿Cuál dirías que es el más complicado?
Hay muchos. Pero lo que sí está claro es que aquellos que parecen los
más fáciles son los difíciles. Los solos lentos, por ejemplo. Siempre
les digo a los chicos cuando les doy clase en cualquier parte del mundo
-porque la verdad es que he tenido la suerte de dar clase a gente de
todo el mundo y gente con nivel-, les digo: “Chicos, de verdad las
melodías que os pueden parecer las más simples del mundo son en realidad
las más difíciles.”
Sí, sobre todo las de tiempos lentos. Detalles que a lo mejor puede
pensar uno que son muy difíciles al final resulta que no lo son tanto.
También son difíciles esos solos en los que en poco tiempo tienes que
expresar mucho, o esos pianissimos en los que sales desde la nada o que acabas en pianissimo
desde la nada como en el Scriabin del otro día en el que había momentos
en que te quedas sólo tú con las cuerdas y tienes que acabar.
Son momentos que me encantan porque muchos colegas de la orquesta te dicen: “Juan, pero que pianissimo
nos has hecho”. Que a un colega de las cuerdas le encante tu pianísimo
es algo fantástico. Pero también hay que tener en cuenta de que no se
trata de una competición a ver quién toca más piano. Un piano en ese contexto es un piano musical, un piano
que acaba en la nada, en el que hay que describir eso, la nada. Esos
son los solos para mí más complicados. Y eso que recuerdo haber tocado
el Capricho español en Viena en la Musikverein. Un solo que recuerdo por la importancia de esa sala, una orquesta española… Pero solos difíciles ¡Muchos!
Ya sabes que me gusta mucho Mahler. Me estoy acordando de uno en la Séptima, en el cuarto movimiento, precioso.
Sí, la hicimos con James Judd ¡Ese solo es muy difícil! (lo tararea). Con la Séptima de Mahler todos estamos diciendo ¡No sabemos que tomó Mahler! ¡Qué le pasó!
Para seguir avanzando, háblanos un poco de tu carrera y de tus comienzos en la música.
Mi carrera es muy rara en todo. Estudié en
Valencia. Soy de un pueblo a 24 km de Valencia, Monserrat. Con tradición
musical, como muchos sitios de Valencia. Mis padres no eran músicos
pero yo quería ser músico y así empecé. Primero en la escuela del pueblo
y después fui a los conservatorios de Valencia. Allí empiezo mi carrera
¡Allí empecé a notar el gustito!
¿Cuándo decides que te vas a dedicar a la música?
Yo creo que de pequeño ya quería ser músico.
Recuerdo que le dije a mi madre: “Quiero tocar algún día en una orquesta
sinfónica.” Y mira por donde a trancas y barrancas y peleando al final
aquí estamos. Porque lo bonito de la vida es que las cosas no sean
fáciles. Que tampoco sea destructivo y difícil, pero es bueno que haya,
como se dice de vez en cuando, que bajar a las tinieblas para disfrutar
lo que después tienes.
Pero yo ya de pequeño quería ser músico. Lo que pasa es que lo mío en
general siempre ha sido muy atípico. Y te diré porque. Yo la primera
vez que toqué en orquesta no fue en una orquesta joven, ni en la Jonde.
La primera vez que toque con orquesta fue con la Orquesta Nacional de
Cataluña. La OBC. Iba a clases con el clarinete de allí y me dijo: “Te
voy a invitar”. Invitaba habitualmente a otras personas y desde que me
conoció me invitó muchísimo a tocar. Ahí empecé a tocar con orquesta. Me
decía a mí mismo: “La orquesta es otro mundo. Diferente a la banda, a
todo. Es increíble.”
Mi profesor me dijo, preséntate a Málaga, yo estoy en el tribunal, yo
soy el presidente pero lo mío es muy raro porque yo ya había aprobado
plaza en la Banda Municipal de la Coruña. Empecé aquí.
¿En Coruña?
Sí, en la banda de aquí, en el 90. Hice el concierto final de
carrera, de mis estudios, y lo primero que surgió fue esto. Pero a mí se
me quedaba pequeño. Con todos mis respetos, claro. Ahora hay chicos que
tocan muy bien con lo que se ha mejorado muchísimo. Pero en aquella
época la gente que había cobraba muy poco dinero y ganaba más en las
orquestas de baile que allí. Vine en una etapa casi de cambio… Pero a lo
que voy. Me dije. “A mí en la banda me falta algo”. Fui a un curso
donde me conoció el clarinete de Barcelona, Larry Passin, y empecé a
trabajar con él. Fue él quien empezó decirme: “Juan, tú tienes que tocar
en orquesta, sí o sí.” Ahí empezó todo.
Y fue él quien estando yo en la banda de aquí me dijo: “¿Pero cómo no
te presentas a la orquesta de la Coruña? ¿Cómo no te llaman?” Estaban
aquí Vicente Alberola y el otro colega, portorriqueño. Larry me decía
¿Cómo no te presentas? Y yo le digo: “Ya, como no me han dicho nada.” Y
entonces me di a conocer, pero no por Vicente el de mi pueblo, sino por
el otro colega que luego se fue a tocar en la Metropolitana de Nueva
York. Ya había tocado allí musicales con Bernstein.
Decidí presentarme al portorriqueño y fui a su casa en Coruña. Y él
me dijo: “¿Tú qué quieres?”. Y yo le dije: “Que me dé una clase”. Me dio
la clase y me dijo: “Tú tienes que venir y que te conozca Víctor
Pablo”.
A todo esto, en el año 92-93 me dan una beca para estudiar en la
Universidad del Sur de California. Era una beca con Yehuda Gilad, un
famoso profesor, mundialmente conocido, top de los profesores. Y así
empecé, de aquí para allá.
Me llamaban para tocar con la Sinfónica de refuerzo, de bolo, pero
sólo tras hacer una prueba. He sido totalmente atípico en todo. Me
hicieron una prueba Víctor Pablo, Vicente, el portorriqueño, en la que
toco solos de todo y al terminar me dice Víctor Pablo: “Te vamos a
invitar, por supuesto.” Pero yo le dije que estaba en la Banda
Municipal. Pero él me dijo que no me preocupara, que hablaba con el
concejal, pero “tú vas a venir a tocar.” A partir de ahí empecé con la
orquesta. El primer sólo que toqué fue el Concierto en sol mayor
de Ravel. Yo nunca había tocado requinto ¡y ese concierto tiene unos
solos de requinto de escándalo! Y pasan los conciertos y cada vez me
siento mejor tocando con la orquesta. Me presento a prueba de
coprincipal, principal asistente y apruebo de principal. Todo pruebas
externas. No internas.
Vicente y yo nos entendíamos a la perfección.
Éramos pimpinela. Era una pasada cuando tocábamos juntos. Cuando
tocábamos fuera siempre nos quedábamos juntos en la misma habitación. Es
íntimo amigo mío. Yo aprendí muchas cosas de él. Tengo que decir que el
también algunas de mí. Aun me lo reconoce. Yo creo que nos
complementamos muchísimo. Y eso siempre es enriquecedor. Y llegó un
momento en el que él tuvo que marchar… Y yo me quedé. Él se va para la
Sinfónica de Madrid.
Cuando a mí ya me habían invitado para tocar algún programa de
solista, en un momento dado sale otra plaza en Madrid ¡Con Cobos de
director! Dio la casualidad de que vino a dirigirnos un programa Josep
Pons y yo le dije: “Pasa esto. Yo estoy ahora aquí pero ha surgido esto
en Madrid. No sé qué hacer.” Me dice Joan: “¿Tu mujer está contenta
aquí? Y yo le digo: “Siiii”. “Pues entonces no te vayas que aquí vas a
crecer musicalmente mucho más que en Madrid.” Fueron palabras textuales
de Josep Pons. En las oficinas me lo dijo.
Y hasta ahora y así estoy de feliz. ¿Qué pasa? Que en esta orquesta
creces. Con esta orquesta, a la cual yo tengo en mis entrañas, que es
como mi familia… ¡Y yo creo que es fundamental para cualquier músico
querer al proyecto en el que está, porque eso te rebotará! Lo último que
haría sería hablar mal de mi proyecto y menos en público. Es algo que
me parece que no se debe hacer. Es como la familia. Hay que lavar la
ropa desde dentro. Dentro sí, para mejorar siempre, pero fuera no.
Estoy tan orgulloso de mi proyecto y de mi orquesta que creo que eso
se nota. Cada director que viene crezco. Tocar en una orquesta buena te
hace crecer y muchísimo. Eso es fundamental para un músico ¡Pero
fundamental! (recalca todas las letras). Y así empecé a tocar.
Te viene un director, otro director de otro perfil, y muchas veces de lo
mejor mundial. De Chicago, Berlín, Londres, etc. Claro, las referencias
que uno tiene aquí son internacionales.
Y así empecé a tocar y a hacer cada vez más cosas como solista y como
profesor, tocando recitales por todo el mundo. Y así empecé a dar clase
fuera de España, cada vez en más sitios
No has hecho nunca ningún concurso ¿No?
Te vuelvo a repetir yo soy una persona atípica. No
fui nunca a un concurso. Pruebas de orquesta he hecho dos en mi vida y
sin embargo he estado de jurado en los concursos más potentes del mundo.
¡En Moscú recientemente!
En el Tchaikovsky de Moscú. También en el de Gante,
en Bélgica, donde era el único español y donde estaba el primer
clarinete de Ámsterdam, London Symphony, Orquesta de París. Ópera de
París, Tokio, Indiana… Estaban los top y allí estaba yo. Y también me
van llegando invitaciones internacionales. Y desde luego es algo que me
encanta, aunque por supuesto siempre vuelvo a mi orquesta, que me llena
mucho, sin perder la chispa y con la ilusión de tocar con ellos porque
eso es funda mental. Pero a la vez siento que lo que hago cada vez es
más global.
Hace dos semanas el primer clarinete de la Sinfónica Simón Bolívar
que está de gira aquí con Dudamel, me escribió que quieren que vayas
tres veces al año a darles clase yo a ellos. A los solistas de la
orquesta. Tiene 36 años es íntimo amigo de Dudamel, estudiaron juntos.
Me hizo mucha gracia cuando me dijo con tanto respeto: “Maestro, me han
pedido un profesor de talla y yo he pensado en usted.” ¡Y claro, yo no
sé si se refería a talla de pantalón o a talla de peso! En serio, he
pensado ¡Guau!! Lo tengo por escrito, claro. Por si acaso (se ríe). Eso me lo dijo la semana pasada estando de gira. Ya había ido a trabajar con ellos, al proyecto de la Simón Bolívar.
Voy también bastante a Francia, Portugal, por supuesto mucho a
Latinoamérica, Costa Rica, Brasil, Argentina y ahora tengo algunas
invitaciones y la verdad es que me siento feliz pues veo que estoy en
una etapa de disfrutar. También de dosificar porque si entras en una
vorágine de ir a todo, todas la semanas, pierdes esa frescura. A mí lo
que me gusta es ir hasta la cocina. Cuando voy a un sitio ¡Vivirlo a
tope hasta el fondo!
Y aquí estamos ¡Con ilusión ahora en este proyecto!
Además, la semana que viene ¡Imagínate! ¡Mi hijo toca en la alpina con
20 años!
Por cierto ¿Vas a tocar también en la alpina?
No, no. Cuando haces de solista…
Sí, claro, pero harán falta bastantes clarinetes.
Así como trompas son tropecientas, son sólo cuatro.
Como él ya aprobó activo en la orquesta joven, ahí estará. Que por
cierto, la Joven últimamente ha tocado con directores muy buenos de lo
cual estoy muy feliz ¡Imagínate lo que es para mi que mi hijo toque con
López Cobos, con mi orquesta la Alpina!
¿Y cuándo te dijo que quería tocar el clarinete qué pensaste?
(En tono solemne) Le dije: “¡Bienvenido a la pesadilla! No sabes dónde te has metido.” Y es que esto es un mundo muy complicado.
Pero es muy bueno, ¿A qué sí?
¿Mi hijo?… Soy padre y no debo hablar, pero sí es
cierto que le veo un potencial grande, muy grande, pero no sé dónde lo
llevará el tiempo. Es muy importante que trabaje mucho. De momento le
veo detalles y cosas muy importantes para ser músico. Pero esto es una
carrera de largo recorrido en la que le queda todo por delante. Pero lo
que él está haciendo ya está muy bien. Lo está disfrutando pero creo que
tendrá que sufrir para aprender y para crecer. Es fundamental sufrir
para crecer.
Nada llega fácil sin trabajo
No, no… Es mi opinión. El que tú sufras ya no es
cuestión de ser más o menos bueno. Es que te ayuda a ser más equilibrado
¿Entiendes? Cuando escucho a Rafa Nadal diciendo que cada vez quiere
mejorar, que ha fallado, que cree que tiene que mejorar… ¡Y es el número
uno mundial! Y sin embargo dice: “No sé si soy el mejor, lo que quiero
es mejorar”.
Esa actitud me encanta. Y en la música, cuando tú eres un
supertalento de estos que tantos conocemos pero a la vez has sufrido, te
dices: ¡Ostras, que maravilla!
Un Vengerov, por ejemplo, con los traumas que ha tenido, las cosas
que ha sufrido… Y después tiene tanta humildad. Y ves a tantos como
Pollini que viene a tocar y se pone más nervioso que tú antes de salir y
que estudia seis horas diarias. Ves cosas de esas y dices: “Madre mía
chapeau”. Es importante el sufrir, pasar por momentos duros, porque te
hace ser más sólido. Digo yo. Para lo que sea. Actor, médico, músico,
arquitecto, científico, lo que seas.
Y volviendo al proyecto. Has vivido a la
orquesta desde su creación por tanto en sus dos etapas: Víctor Pablo y
Dima ¿Qué nos puedes decir de ambos?
Uno de los máximos responsables de que la orquesta
esté donde está es Víctor Pablo. Eso es un dato. Obviamente ha estado
muchísimos años y es normal que… no sé cómo explicarte… Imagínate un
entrenador llevando al Deportivo durante 20 años. Hay un desgaste, es
inevitable. Pero ahora, con el paso del tiempo, ya con una distancia,
vuelves a valorar todo lo bueno y se te olvida lo malo. Lo malo que
podamos decir nosotros de él ¡y él de nosotros! Yo me quedo con lo
bueno.
Lo que sí tengo claro es que Víctor Pablo es responsable de que la
orquesta en parte esté donde esté y que estemos los que estemos. Él a su
manera le exigía a la orquesta. Era muy trabajador. Era una persona que
también hizo mucho por el proyecto, que contribuyó a hacerlo sólido y
eso también hay que tenerlo en cuenta. No sólo era director. Porque
tener un director musical y artístico que sea bueno en muchos aspectos
es muy difícil. Hay muy buenos directores musicalmente buenos pero que a
la hora de la gestión, de conocer la idiosincrasia de la ciudad en la
que está, de tener conexión con los máximos responsables políticos de la
ciudad o de la comunidad, no lo son. Algunos vienen y no saben ni dónde
están, están desubicados.
Víctor en ese aspecto era una persona que sabía estar, que sabía
negociar y en esa parte él tiene mucho mérito. E insisto él fue el quien
nos eligió. La verdad es que yo le estoy agradecido a este tiempo en el
que ha estado. Sinceramente le deseo lo mejor y de hecho ha estado esta
semana y yo me alegro de que haya venido. Sinceramente. Después podemos
entrar en éste me gusta más, esta versión me gusta menos, pero como yo
digo, también él puede decir: “Este solista me gusta más, este solista
me gusta menos”. Para gustos colores. Yo ahora creo que esa etapa
terminó. Fue muy importante y necesaria para nosotros y para él. Se
cierra un proyecto, se cierra una puerta y se abre otra. También él
empieza otro proyecto lo cual es bueno para él. Porque cuando empiezas
un proyecto, la frescura y la ilusión que tienes es distinta.
Se cierra esta etapa y viene Dima. A Dima lo
elegimos prácticamente nosotros lo cual es importante. Había distintos
candidatos, todos potentes, algunos en fin… Y yo tuve la suerte de estar
muy hay metido en el Comité artístico con la elección del director.
Dima vino con la edad perfecta para crecer. La orquesta ya tiene una
estructura y una estabilidad donde ya no dependemos sólo del director
que viene, lo cual es importante. Y es que una orquesta no puede
depender sólo del director. Tiene que tener un mínimo de personalidad
para poder estar ahí y poder elegir. Nosotros por primera vez elegimos
el director entre distintos candidatos.
Dima es una persona que está en crecimiento y que ahora está dirigiendo… (hace un gesto de “tiene tela”)…
Bueno, y lo que viene para el año que viene, no voy a decir nada pero
vais a flipar todos. Vais a alucinar. No puedo decir nada.
Él está muy feliz y le noto que también está creciendo. Está
cambiando algunas cosas y eso es importantísimo. También haciendo
repertorio nuevo con nosotros y eso es muy importante pero sobre todo su
actitud. A él se le nota feliz. Es muy sencillo, muy humilde ¡Acepta
cualquier cosa que le dices!
No es habitual.
Sí, sí, sí. Impresionante. La verdad es que yo me
quito el sombrero. Hablas con él y te impresiona. Puerta abierta,
siempre con todo el respeto, escuchándote y respetándote. Y nosotros a
él. Pienso que esto es fundamental.
En este crecimiento de la orquesta ¿Son muy importantes las giras, que la orquesta salga?
Tantísimo. Es importantísimo que la orquesta salga,
pero una de las cosas que ha sido más importante últimamente y es
increíble su importancia, es el poner los videos en YouTube ¡No te lo
puedes imaginar! De hecho fuimos a Dubái por YouTube.
¡Cierto!
Hay muchas orquestas y gente de muchas partes del
mundo… gente por ejemplo de Siria que escucha a la orquesta. Imagínate
en el momento de guerra y hospitales como puede ser que haya gente en
todas las partes del mundo viéndonos. Y vídeos con cientos de miles de
visitas y comentarios espectaculares.
Y eso es una manera de salir al mundo y que la gente te escuche en
directo. Es fundamental para nuestro proyecto. Porque tú hablas de
Berlín y no hay nada más que decir. Lo que es Berlín todo el mundo lo
sabe. Pero a la Sinfónica de Galicia tienes que escucharla.
Ha sido fundamental que hayan venido en su momento directores como
Lorin Maazel, Skrowaczewski, Rozhdestvensky, Peter Maag; que haya venido
James Conlon, Eschenbach… Directores tan potentes, tan importantes.
Jesús López Cobos, Segerstam… Eso le ha dado una importancia a la
orquesta enorme. La gente dice fuera de aquí: “Si este director ha ido y
ha vuelto algo habrá.” Y la verdad es que los videos han tenido una
aceptación brutal. Yo creo que ha sido algo muy importante.
Sin olvidar que las giras en vivo son también fundamentales.
De hecho ahora esta gira de Bilbao ha sido
impresionante. Ha sido la orquesta que más entradas ha vendido y ya nos
han invitado para el año que viene. La orquesta ha estado a un nivel
altísimo. Tú lo has visto. Que conste que nos han invitado de muchísimos
sitios pero lógicamente el tema económico pues limita un poco. Hay que
ir a sitios que lógicamente no cuesten dinero al erario público.
¿Y dirías que la orquesta está ahora en su mejor momento?
Lo que yo digo es que la orquesta llegó a un punto
de madurez importantísimo. Creo que está ahora en un punto ideal y que
ha superado cambios de todo tipo. Hemos superado cosas difíciles. Y a
pesar de ello creo que la orquesta está ahora en un momento muy lindo.
Se está nutriendo también de jóvenes que combinados con los menos
jóvenes están generando un efecto interesantísimo en el que todos
estamos aprendiendo de todos y disfrutando de todos.
Es mi opinión. Y yo soy crítico, autocrítico
integral, no vivo en el mundo de Disney o en el de Alicia en el país de
las maravillas. Tengo colegas que cuando voy por ahí me dicen: “Juan, a
mí me gustaría hablar tan bien de mi orquesta como hablas tú de la
tuya.” Y te juro que lo digo de verdad porque si no fuera así te diría
que ha habido momentos que tal o cual, pero sinceramente, creo que la
orquesta tiene un enorme poder y es como se va retroalimentando.
También es importante que la gerencia tenga ilusión. Ha pasado por
momentos muy malos. Cambios de gobierno, con esos temas económicos que
hubo ahí, pero parece ser que después se suplieron. Lo único que
pedimos es coherencia por parte de los políticos y todas esas cosas que
los políticos, que hablan de la cultura y de la formación, que de verdad
lo demuestren con hechos. Y que la orquesta no la utilice ni la derecha
ni la izquierda, ni el centro, ni pa dentro, ni los nacionalistas, ni
los menos nacionalistas ¡Qué sea un tema de unión! Un tema de todos y es
que la orquesta es de todos ¿Vale? Porque es un lujo tener un proyecto
como la orquesta en esta ciudad.
Lo único que falta es también un poco de coherencia
y que al Palacio de la Ópera se le dé un retoque importante. Creo que
se podía haber hecho antes y se tiene que hacer. Esperemos que todo vaya
a su sitio. Soy optimista.
¿Y qué decir del público de la Sinfónica?
Lo único que puedo hablar es maravillas porque
notas ese cariño ¡que es necesario! y ese esfuerzo que hacen ellos.
Porque hacen un esfuerzo por venir a escucharte, pero también un gasto
de dinero. Nuestro soporte es el público y tocamos para ellos. Yo
particularmente lo tengo clarísimo. Cada vez que salgo al escenario
pienso en el público, pienso en llegar a ellos, lo tengo clarísimo. Para
mí es una motivación, pero es una motivación muy real, porque si no,
¿De qué estamos hablando? Podrás tocar mejor, podrás tocar peor. Podrás
tener un mal día, pero lo que sí está claro es que el público paga para
escucharte y hace un esfuerzo. Por amor de Dios.
Por eso hacemos cada vez más conciertos los sábados. Desde la parte
cómoda podríamos decir ¿Y ahora también los sábados? Claro que es un
esfuerzo porque uno podría salir el sábado por la tarde a pasear y sin
embargo está tocando una sinfonía de Mahler en el auditorio. Pero por
otra parte me digo, ¡Pero si nosotros estamos para eso! ¡Qué lindo es
que podamos tener público que venga el viernes y el sábado!
¿Un público nuevo, no?
El viernes notas a la gente un poco más selecta o
exigente y el sábado notas un cariño brutal, una frescura y una
receptividad que a lo mejor el viernes no la notas.
Quería preguntarte también por tu sección, por tus compañeros de clarinete ¿Qué nos puedes decir de ellos?
Yo estoy muy feliz con mi sección porque somos totalmente compatibles
los tres, y totalmente diferentes. Lo primero que hay que tener claro
es que para que una sección funcione tiene que haber sinceridad y una
buena relación. Sinceridad para decir las cosas y hablarlas de verdad
cuando hay algún tema para trabajar o para mejorar. Y después hay que
tener ese cariño ¡Es necesario! Porque yo no sé trabajar sin tener
cariño. Tengo a mi lado a Steve, Mary Helen, Claudia, María José, David…
La verdad es que les tengo cariño a todos. No quiero que se me
malinterprete y se piense que estoy hablando de Bambi, de Disney. No,
no, es que yo lo siento así. A veces tenemos discrepancias alucinantes
pero las discrepancias son necesarias para mejorar en la vida, porque tú
puedes creer que la verdad es lo que está diciendo y a lo mejor no.
Puedes haberte equivocado.
Pues eso. Tengo un colega catalán que estudió en Alemania que es Pere
Anguera y que toca clarinete bajo y es co-principal y tengo a Iván que
es un vasco entre Benidorm y vasco. Una buena mezcla que estudió en los
Estados Unidos y que es un poco americano. Mezclamos alemán, americano y
conmigo que yo soy un poco italiano, portugués, francés, español,
americano… pues tenemos un poquito de aquí y un poquito de allá que es
lo que me gusta a mi porque todos tenemos que aprender de todos.
Yo, como principal en el buen sentido, tengo que liderar. Estar ahí
siempre al frente de todo, en todos los aspectos. Y la verdad es que
estoy encantado con ellos porque hacen su trabajo increíblemente bien.
Estoy muy feliz con ellos. Me gusta que mi colega toque de vez en cuando
el principal. Es distinto a mí pero la vez me encanta como es y me
encanta que nos complementemos y con Pere igual. Me encanta como es,
aprendo de cosas que dice de mí y yo de él.
Siempre nos reunimos para hablar de las temporadas, tomando café con
calma. Nos reímos. Yo siempre soy el más activo. Tiro del carro, me
encanta, pero ellos también tienen otras cosas que a mí me gustan. Estoy
muy feliz, muy feliz, con la sección que tengo
Y porque vienen tan pocos clarinetistas a
tocar de solistas, porque vienen violinistas, pianistas, cellos,
lógicamente pero clarinetes pocos. Creo que es algo que pasa en todas
las orquestas ¿Por qué?
No lo sé. No hay ningún porque. No hay ningún
motivo. Igual dicen que como los que estamos somos tan buenos ¿para qué
vamos a traer gente de fuera? (risas). Igual en la temporada
que viene toca mi colega porque esta van a tocar David, Alex, Scott,
José. Igual toca otra vez clarinete para el año. Pero realmente no hay
ningún motivo
Cambiando de tema. Háblanos de tus gustos musicales ¿Qué te gusta además de la clásica?
Mis gustos musicales son muy variados. A mí me
gusta mucho el rock sinfónico, el jazz, jazz latino, el vocal. Me gusta
la música en directo, me gusta la música mítica de toda la vida. Los
grupos que vuelven y es que me gusta todo. En un momento dado me puedo
poner música hasta chill-out de este para ambientar, para relajarse.
Canto gregoriano, música latina para alegrarme, jazz clásico de los 50.
Me puedo poner Dire Straits, me puedo poner Luis Miguel, Robbin Williams. Depende del día.
En mi iPhone tengo música de todo, absolutamente de todo. De hecho
con los amigos, cuando van por ahí el que pone la música soy yo. Me
puedo escuchar clásicos de Bárbara Streissand o musicales ¡Fíjate si te
digo cosas! De clásico en el coche es raro que me ponga algo. En casa
con tranquilidad mi predilección es Brahms, Tchaikovsky, Richard
Strauss, Mahler y después Shostakovich. Me encantan esos momentos planos
que tiene de gran tristeza. Pero también Beethoven, Ravel… Es que de
verdad me gusta todo. Es como si me preguntas qué comida. Me encantan
los arroces, el pescado, la carne… En ese aspecto soy un afortunado ¡Me
gusta todo!
¿Y por qué es tan importante la música para
nuestra sociedad? ¿Cómo justificarías ante los políticos la inversión
en una orquesta sinfónica, algo aparentemente elitista?
En absoluto elitista. La música es cultura. Cultura
ante todo y formación. Toda la gente que va a escuchar un concierto
absorbe sensibilidad. Es importante que la gente sea más sensible. La
palabra ¡sensibilidad! es fundamental. No es sólo comprar, vender,
tener, poder. No se trata de pensar que una cosa me compensa porque es
viable o rentable. Vale mucho más una sensibilidad, una emoción, un
sentimiento. Es que una orquesta es deficitaria económicamente, pero los
países más avanzados del mundo, los países más formados, estructurados,
más potentes, más importantes…
¡Más democráticos!
¡Bravo Pablo por lo que dices! ¡Los más
democráticos! Son los que más invierten en cultura. Los que no lo hacen
es porque no les interesa la gente formada, la gente sensible, la gente
solidaria. No les interesa. Les interesa el fútbol -con todos mi
respetos- pero hala, todos al campo y que se anestesie la gente.
Y no lo digo porque esté yo. Creo que la cultura es fundamental en la
formación de las personas. Los niños que estudian música son para mí de
entrada distintos. Y la gente que va a los conciertos, de corazón te lo
digo, me quito el sombrero. Cuando me viene una persona como tú y
amigos que tengo muchos con responsabilidades importantes, altos cargos o
cirujanos o médicos y me dicen, Juan, el otro día fui al concierto y
que maravilla, como transmitiste. Y yo me digo: “¡Impresionante.” Como
puede ser este hombre que estuvo operando ayer, que es un grandísimo
médico, que me diga esto. Es de otra galaxia. En vez de irse al hospital
a ganar dinero se deja la consulta antes de hora para ir a escuchar un
concierto ¿Y no podría irse de fin de semana con su mujer a donde sea? A
mí eso me encanta
¿Qué me cuentas de Galicia? ¿Cómo te encuentras aquí? ¿No es mucho cambio para un valenciano?
A mí lo de valenciano… Yo soy valenciano pero soy
ciudadano de España y del mundo. Mi hijo es gallego y mi mujer
extremeña. Yo llevo más años aquí que en Valencia. Mi manera de ser es
donde estoy yo hasta la cocina. Y yo defiendo Galicia con el corazón.
Cuando voy a Valencia soy gallego y aquí me dices si soy valenciano y
como mucho estoy en el medio. Quiero a Galicia muchísimo. La llevo en el
corazón. Lo que más quiero en el mundo que es mi hijo, nació aquí. Aquí
he crecido como persona, como músico he aprendido en todos los
aspectos. Me gusta hasta el clima. A mí me dicen cuando llegué aquí que
la nieve y la lluvia me gustan y no me lo puedo creer y ahora ¡hasta me
gustan! La calidad de vida que hay aquí es impresionante. Estoy súper
feliz y eso se nota. Yo creo que eso se percibe!!! (se ríe)
Hemos hablado de la clásica pero sé que te gusta también mucho improvisar ¿Cómo es eso?
Bueno, aún no he entrado mucho en ese mundo pero mi
hijo y mi hermano me lo dicen. Que tengo que hacer un grupito para
improvisar algo. Yo soy mucho de tocar antes de un concierto alguna
cosita improvisada.
De hecho hay un vídeo en Internet con un popurrí tuyo espectacular
Sí, es un vídeo que me grabaron de Vandoren, pues
soy artista Vandoren. También Buffet Crampon. En el concurso de Bélgica
me grabaron un vídeo. Me dijeron, toca algo. Y yo empecé y me calenté y
el del vídeo, el cámara, me decía, continúa, continúa que ya has pillado
la autovía ¡No pares! Y la verdad es que ha tenido una aceptación que
los de Vandoren están alucinando. Me han dicho que es impresionante la
de entradas que ha tenido en YouTube.
Una cosa que me impactó es que un hombre de casi 80 años que grabó a
Messiaen y a los mejores clarinetistas para la televisión francesa,
cuando terminé de tocar me dijo: “Te digo una cosa. Yo he grabado a los
mejores solistas del mundo pero tú no tocas, tú cantas”. Y yo le dije,
me has puesto la carne de gallina. No lo digo por ir de campeón. Si un
hombre me dice eso es que algo le habrá llegado. Voy por el buen camino.
¿Y nunca te ha dado por ponerte en la calle
y ponerte a tocar un instrumento para ver la reacción de la gente tal
como ha hecho algún músico famoso? ¿Y qué más proyectos?
No lo he hecho pero cualquier día cojo y lo hago.
Tengo un tema aparcado y es que grabé un disco con David del Pino para
el que me dedicaron obras Fernando Buide, Rossinskij, Octavio Vázquez,
una sonata de Brotons. Y está ahí. Cuando pase lo de solista voy a
empezar con él. Tengo proyectos con Trigueros para hacer algo con
orquesta que va a dirigir él. Grabar videos en YouTube. Hacer algo
latino. Ya sabes que tenemos un grupo que es Latin Jazz con el
que hacemos cosas latinas. Sólo benéficos. Trigueros, José Belmonte,
Sabela, mi hijo, Tanasescu. Lo pasamos genial y todo es para conciertos
benéficos.
Y ya que has citado compositores contemporáneos te hago la eterna pregunta sobre la música contemporánea.
La música contemporánea es fundamental. Imagínate
que estás solo viendo películas de acción o películas de drama. Es
siempre importante pues le da un toque de frescura a la programación,
pero claro, que el compositor sea bueno y componga con fundamento,
porque tampoco vale componer cualquier cosa y programarla. Porque sea
nueva a mí tampoco me parece correcto. Tiene que tener unos mínimos,
pero yo creo que es necesaria la música contemporánea ¡Sin duda! Para el
que toca, para el que escucha, para el que dirige.
Y una persona como tú que vive la música
tan intensamente no ha estado tentada a dar el salto a la dirección como
tu amigo José Trigueros.
Sí, me ha tentado pero yo voy muy poco a poco. Yo
tardo en reaccionar. Cuando uno lleva tocando muchos años ya se dirige
internamente. Bebes de muchas fuentes, de muchos directores, pero claro,
de jugar a entrenar das un salto que cambia toda la perspectiva. Si te
pones a entrenar ya tienes que pensar que pasa, se te van a exigir unas
cosas que son distintas… Puedes tocar muy bien y a lo mejor no dirigir
tan bien. He tocado con grandísimo solistas que dirigiendo no valían. Y
sin embargo eran buenísimos solistas.
No es fácil pero algún día me gustaría hacerlo, eso sí, honestamente.
Pero lo tengo como algo lejano. Primero quiero disfrutar como músico,
como artista, como profesor sacar esa parcela de improvisación y lo de
dirigir, aparte de que tengo ya una edad como para empezar de cero
complicada. Pero a veces algo en concreto sí que me gustaría, por
ejemplo un proyecto joven, algo especial. Pero no es mi prioridad. Le
tengo mucho respeto y creo que es como cuando uno toca de solista o
grabar un disco. Cualquiera lo hace, pero para mí tocar de solista,
grabar un disco tiene que ser cuando uno ya tiene estructura y solidez y
verdad.
Hablas de directores ¿Qué supuso para ti tocar con Maazel?
Tocar para Mazel impone muchísimo. Fue espectacular ver como hacía esos legatos con la batuta. Y ya sólo verle la cara impone ¡Su mirada, como controlaba!
El pasaba mentalmente por cada cosa increíble. Y estuvo a gusto aquí
lo cual no era fácil porque él era capaz de ignorarte y de largarse. Y
volvió y además estaba muy feliz. Escribió cosas muy bonitas sobre la
orquesta en su blog, poniendo la orquesta a nivel europeo. Teníamos
proyectos con él y falleció…
Teníamos proyectos con Frühbeck de Burgos, y falleció, también
Skrpowaczewski y falleció, también Zedda. Madre mía. Llevamos una racha.
Y qué decir de nuestro amigo David Etheve, que para mí fue un mazazo.
¡¡Que decir!! Pero debemos continuar por ellos ¡Y por ellos darlo todo y nada más!
AQUI
Feliz dia.
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