Una vez más tengo el placer de poder publicar un vídeo en el que interviene Josep Fuster.
Incansable Josep,con sus clases en el SMUC, tocando en la Orquesta OBC de solista, dando clases magistrales, grabando discos y dando recitales.Creo que es uno de los clarinetistas españoles con más actividad, y además todo lo que hace lo hace bien y con ese calificativo me quedo. Un gran clarinetista, gran profesor y excelente persona.Por lo tanto contento de poderos dejar un vídeo de un concierto que dió en el Conservatorio Municipal del Bruc, en Barcelona, junto a la violinista Katia Novell y el pianista Luis Parés.
La Historia del Soldado (Fuente http://blog.juanfran.com )
La
Historia
del
Soldado
,
en
su
título
original
Histoire
du
soldat
,
es
una
obra
compuesta
en
1918
por
Ígor
Stravinsky
,
para
ser
"leída,
tocada
y
danzada".
La
obra
original
es
para
septeto
de
violín,
contrabajo,
clarinete,
fagot,
corneta
‐
con
frecuencia
trompeta
‐
,
trombón
y
percusión.
Ciertamente
tras
la
"Gran
Guerra"
no
era
posible
escribir
producciones
para
grandes
orquestas.
El
escritor
del
libreto
y
el
propio
compositor
idearon
la
pieza
como
una
suerte
de
teatrillo
para
ir
deambulando
y
conseguir
algo
de
dinero.
En
el
elenco
hay
que
incluir
también
tres
actores:
el
soldado,
el
diablo,
y
un
narrador,
así
como
una
bailarina,
que
representa
a
la
princesa,
y
que
baila
pero
mantiene
un
discreto
silencio.
Stravinsky
pudo
vivir
y
componer
la
pieza
gracias
al
mecenazgo
del
filántropo
suizo
Werner
Reinhart
,
clarinetista
amateur,
con
quien
se
encontraron
en
el
proceso
de
gestación
(de
la
pieza),
y
a
quién
dedicó
la
obra
y
regaló
el
manuscrito
.
El
mismo
Reinhart
financió
también
durante
1919
la
creación
de
nueva
música
de
cámara,
incluyendo
un
arreglo
del
propio
compositor
de
la
Historia
del
Soldado
para
clarinete,
violín
y
piano.
El
compositor
tenía
interés
en
que
el
público
viera
el
gesto
y
el
movimiento
de
los
músicos,
necesarios
incluso
para
comprender
mejor
la
obra,
recomendando
por
tanto
que
aparecieran
en
escena.
Eligió
instrumentos
representativos,
agudos
y
graves
de
cada
familia
(violín
‐
contrabajo,
clarinete
‐
fagot,
corneta
‐
trombón),
en
una
formación
similar
a
las
bandas
de
Jazz
de
Nueva
Orleans.
La
gripe
española,
que
causaba
estragos
por
Europa,
impidió
la
gira,
y
sólo
se
pudo
interpretar,
en
versión
para
septeto
y
actores,
en
su
estreno
en
1918.
El
arreglo
para
trío
es
el
que
interpretaremos
en
el
concierto,
y
consta
de
los
siguientes
movimientos:
1.
Marcha
del
Soldado
2.
El
Violín
del
Soldado
3.
Pequeño
Concierto
4.
Tango
‐
Vals
‐
Ragtime
5.
Baile
del
Diablo
La
pieza
original
dura
en
torno
a
una
hora
(la
suite
para
trío
en
torno
a
quince
minutos),
e
incluye
además
otros
números,
dos
"música
para
escena",
Marcha
Real,
Pequeña
y
Gran
Coral,
y
Marcha
triunfal
del
diablo.
Se
basa
en
un
cuento
popular
ruso.
(Incluyo
entre
paréntesis
las
piezas
del
trío
en
el
momento
en
que
sonarían
en
la
obra
original,
y
recuerdo
que
en
ella
habría
más
música).
Es
una
parábola
sobre
un
soldado
(
José
)
que
mientras
vuelve
a
casa
de
permiso
(suena
la
Marcha
del
Soldado
)
se
sienta
junto
a
un
arroyo
(
El
Violín
del
Soldado
)
y
es
tentado
por
el
diablo,
e
intercambia
su
violín,
que
representa
a
su
alma,
por
un
libro
que
predice
el
futuro.
Tras
lo
que
él
cree
que
han
sido
tres
días
enseñándose
mutuamente
como
usar
violín
y
libro,
vuelve
a
su
pueblo
(suena
de
nuevo
la
Marcha
)
para
descubrir
que
en
realidad
han
transcurrido
tres
años,
y
que
todo
el
mundo
cree
que
es
un
fantasma,
incluida
su
novia,
que
cansada
de
esperar,
está
ahora
casada
con
otro.
Se
enfrenta
con
el
diablo
para
exigir
la
devolución
de
su
alma/violín
pero
éste
le
recuerda
el
poder
del
libro.
José
amasa
una
gran
fortuna,
aunque
acaba
comprendiendo
que
esas
riquezas
materiales
no
significan
nada,
y
quiere
recuperar
su
vida
anterior,
paupérrimo
pero
feliz
(se
repite,
a
modo
de
recuerdo
de
aquellos
tiempos
pasados,
El
Violín
del
Soldado
).
De
nuevo
2
vuelve
el
diablo
a
liarla,
como
siempre,
y
aunque
al
dueño
le
es
devuelto
su
violín,
desesperado,
se
da
cuenta
de
que
no
es
capaz
de
hacerlo
sonar,
haciendo
eso
que
todos
hemos
querido
hacer
alguna
vez:
arroja
el
violín
y
hace
pedazos
el
libro.
José
más
tarde
llega
a
una
posada,
a
la
que
llega
la
noticia
de
que
la
hija
del
rey
está
enferma,
y
que
aquel
que
logre
"levantarla
de
la
cama"
la
tendrá
en
matrimonio.
Allá
que
corre
nuestro
soldado,
para
encontrarse
de
bruces
con
el
diablo,
disfrazado
de
violinista
virtuoso.
Tras
unos
tiras
y
aflojas
entiende
que
la
única
forma
de
lograr
tocar
de
nuevo
es
perder
todas
sus
riquezas,
cosa
que
logra
jugando
a
las
cartas
con
el
diablo.
Libre
y
sonoro
de
nuevo,
toca
(
Pequeño
Concierto
)
y
corre
ante
la
princesa
que
no
puede
por
menos
que
levantarse
a
bailar
(
Tango,
Valse,
Ragtime
),
todo
milagrosamente,
claro
(¡el
poder
de
la
música!).
Tras
la
feliz
resurrección,
el
diablo,
chincha
que
rabia,
pues
no
le
satisface
ni
éste
ni
ningún
otro
final
dichoso,
ataca,
a
lo
que
José
responde,
y
le
derrota
con
el
violín
(
Baile
del
Diablo
).
El
caso
es
que
siempre
hay
un
pero,
que
en
esta
ocasión
viene
en
forma
de
maldición:
José
no
deberá
abandonar
el
castillo/reino
so
pena
de
ser
llevado
al
infierno
por
el
mismísimo
Lucifer.
Como
lo
quiere
tener
todo,
y
somos
por
naturaleza
curiosos,
no
pasa
tiempo
hasta
que
intenta
lo
prohibido,
aunque
eso
sí,
con
la
loable
finalidad
de
reunir
a
su
mujer
y
a
su
madre
en
agradable
reunión
familiar.
Agradable
si
es
que
entre
madre
y
nuera
hubiera
buen
“feeling”,
claro,
aunque
no
tiene
tiempo
de
comprobarlo.
Nada
más
traspasar
con
su
pié
las
fronteras
(del
reino
–léase
textualmente
‐
o
de
lo
prohibido
–sigamos
con
la
alegoría
‐
),
se
da
cuenta
de
su
destino
final
al
ver
cómo
el
diablo
le
espera
frente
a
él,
descubriendo,
girándose,
que
su
novia
ha
desaparecido.
En
fin,
el
narrador
nos
cuenta
la
moral
de
la
historia:
No
debes
buscar
añadir
a
lo
que
tienes
lo
que
una
vez
tuviste.
No
puedes
a
la
vez
ser
lo
que
eres
y
lo
que
fuiste.
Nadie
puede
tener
todo,
está
prohibido.
Debes
aprender
a
elegir.
Una
dicha
es
toda
la
dicha;
dos,
es
como
si
no
existieran
El
trío
para
clarinete,
violín
y
piano,
musicalmente
hablando,
tiene
una
sonoridad
cruda,
áspera,
descriptiva
de
la
situación
y
de
las
decisiones
que
tiene
el
soldado,
que
dan
a
la
obra
un
gran
realismo,
y
una
atmósfera
como
de
orquestilla
de
circo.
En
lo
que
a
ritmo
se
refiere,
tiene
multitud
de
cambios
de
compás,
mientras,
con
frecuencia,
mantiene
un
ostinato
rítmico
que
mantiene
su
propio
acento
y
que
no
(suele)
coincidir
con
el
natural
de
cada
compás.
Cuando
este
cruce
de
acentos
se
mantiene,
deja
de
percibirse
como
un
punto
singular
y
notamos
claramente
los
dos
pulsos
independientes,
y
el
patrón
de
yuxtaposiciones
y
contraposiciones
que
se
crea.
En
la
Marcha
,
tras
un
par
de
compases
todos
con
el
mismo
ritmo,
escucharemos
la
mano
izquierda
del
piano
tocando
a
modo
de
tamborcillo.
Con
el
septeto
es
literalmente
un
tambor,
en
el
trío
el
piano
imita
ese
sonido
con
un
intervalo
ligeramente
disonante
de
novena.
Este
“tambor”
funciona
como
si
de
un
compás
de
marcha
se
tratara
(2/4),
mientras
el
resto
(violín,
clarinete
y
mano
derecha
del
pianista)
tocan
con
un
marcado
carácter
rítmico,
con
notas
muy
sueltas,
cambiando
mucho
de
compás
y
acento,
a
modo
de
jovenzuelo
marchando
sin
preocupaciones,
mientras
vuelve
a
casa
y
se
distrae
con
todo
lo
que
cruza
por
su
mirada
y
su
cabeza.
En
El
violín
del
soldado
,
subtitulado
como
"
Escena
del
Soldado
junto
al
arroyo
",
se
detiene
a
descansar.
Encontramos
otro
elemento
rítmico
similar
a
aquel
de
la
mano
izquierda
del
piano
en
la
Marcha.
Se
crea
de
nuevo
una
polirritmia
al
transcurrir
el
resto
por
diferentes
cambios
de
3
compás.
Encontramos
frases
y
melodías
más
largas,
menos
fragmentadas
que
en
la
marcha,
y
momentos
en
los
que
pudiera
recordar
el
fluir
del
agua
como
fondo
a
los
pensamientos
del
soldado.
Para
el
Pequeño
concierto
debemos
buscar
un
recuerdo,
un
sueño
que
tuvo
Stravinsky
y
en
el
que
se
inspiró
para
escribir
este
movimiento:
soñó
con
una
joven
zíngara
sentada
en
el
borde
del
camino,
tocando
el
violín
para
su
hijo
con
largos
movimientos
del
arco.
Stravinsky,
al
despertar,
recordó
la
melodía
que
ella
tocara,
y
la
usó
en
este
movimiento,
que
en
la
historia
suena
tras
recuperar
José
su
violín
(y
su
sonido)
y
correr
a
despertar
a
la
princesa.
La
princesa
no
sólo
no
se
enfadó
al
ser
despertada,
sino
que
tras
ello,
juntos
disfrutan
de
tres
bailes.
En
el
Tango
vemos
una
danza
sexi,
que
comenzaba
a
ser
popular
en
Suiza
(aunque
no
logro
imaginarme
a
un
suizo
con
gorro
tirolés
bailando
con
un
clavel
en
la
boca).
No
obstante
Stravinsky
logra
utilizar
elementos
reconocibles
y
esenciales
del
ritmo
de
un
tango,
pero
dando
ese
giro
rítmico
y
armónico
personal
que
lo
convierte
en
diferente.
Tanto
en
esa
primera
danza
como
en
el
Vals
,
que,
como
no
puede
ser
de
otra
forma
está
en
3/4,
encontramos
intervalos
de
séptima
y
cambios
de
compás
que
continuamente,
sin
llegar
a
molestar
o
a
sonar
disonantes
del
todo,
marcan
esa
diferencia
con
lo
que
vendrían
a
ser
dos
danzas
típicas
de
salón.
También
hay
Jazz.
Ernest
Ansermet,
director
en
el
estreno
de
la
obra
en
el
teatro
municipal
de
Lausanne,
habría
traído
de
un
reciente
viaje
por
América
distintas
partituras,
y
de
ellas
se
imaginó
Stravinsky
como
sonaría
este
Ragtime
.
En
El
Baile
del
diablo
,
José
hizo
caer
a
Belcebú
al
suelo,
derrotado
éste
y
exhausto
tras
no
poder
parar
de
bailar
mientras
sonara
la
música
que
el
soldado
tocaba.
Ciertamente
tiene
un
tempo
diabólico,
tan
frenético
que
también
los
intérpretes
quedarán
exhaustos.
En
su
parte
central
encontramos
elementos
del
"
Pequeño
Concierto
",
como
alguna
melodía
y
el
ostinato
de
la
mano
izquierda
del
piano,
pero
el
número
queda
marcado
por
los
mazazos
de
los
tres
instrumentos
acentuando
grupos
de
acordes
disonantes
repetidos,
e
intercalando
ristras
vertiginosas
de
semicorcheas,
ambos
recursos
básicos
de
cualquier
“manual
de
cómo
cansar
al
diablo".
El
final
repite
de
nuevo
el
ostinato
rítmico,
con
una
melodía
en
legato,
repetida,
circular
y
cromática,
a
modo
de
encantamiento
para
serpiente,
que
culmina
con
un
trémolo
y
un
crescendo
final
que
representan
la
caída
‐
desenlace
del
rojo
cornudo.
En
la
versión
de
trío
llega
aquí
el
término
de
la
suite,
dejando
la
historia
con
una
feliz
derrota
del
diablo.
Se
pierde
la
moral
final
de
la
versión
con
narrador,
sin
duda
por
ser
un
arreglo
destinado
a
concierto
de
cámara
más
que
a
obra
independiente
con
toda
la
escenografía
(músicos
incluidos).
Stravinsky
es
uno
de
los
grandes
del
siglo
XX,
nacido
en
Rusia
en
1882,
y
educado
desde
pequeño
en
una
atmósfera
musical.
Es
uno
de
los
compositores
que
más
ha
variado
su
estilo
de
composición
a
lo
largo
de
su
dilatada
vida.
Es
notoria
su
relación
con
el
fundador
de
los
Ballets
Rusos,
Sergei
Diaghilev,
con
la
que
él
obtuvo
reconocimiento
internacional,
y
nosotros
grandes
obras
como
El
pájaro
de
fuego,
o
Petrushka.
En
Francia,
nacionalizado
francés,
tuvo
también
notoriedad,
en
ocasiones
por
las
violentas
discusiones
a
causa
de
sus
innovaciones
musicales.
4
Durante
la
guerra
se
refugió
en
Suiza,
donde
compuso
La
historia
del
soldado
.
Posteriormente
viajó
a
Estados
Unidos,
donde,
tras
nacionalizarse
norteamericano
y
vivir
la
última
etapa
de
su
vida,
murió
en
1971.
Revoluciona
el
lenguaje
musical,
utilizando
libremente
la
disonancia,
cambios
de
acento
y
ritmos
libres,
o
las
posibilidades
técnicas
de
cada
instrumento,
mientras
mantiene
inspiración
y
melodías
del
folclore
ruso.
Más
tarde
se
vuelca
en
un
neoclasicismo,
singular
y
con
estilo
propio,
uniendo
elementos
clásicos
con
politonalidad,
ritmos
deformados,
etc.
Finalmente
le
vemos
desarrollar
el
dodecafonismo,
una
vez
más
a
su
manera,
incorporando
elementos
propios
o
de
nuevas
tendencias
como
el
jazz.
A
pesar
de
tan
variados
estilos,
en
todas
sus
obras
se
reconoce
y
adivina
su
autoría,
dando
unidad
al
conjunto
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