A mi amigo Daniel Climent, le pedí hace un tiempo que escribiera para el blog, sobre la acústica del clarinete. No es que Daniel se negara por no hacerme un favor, al contrario, es hombre generoso, en todos los aspectos, pero al mismo tiempo, es hombre humilde y diríamos que le gusta pasar un poco "desapercibido". Como veréis por lo que ha escrito no miento es absoluto, y digo yo que algo sabrá de acústica. si es capaz, mejor dicho ha sido capaz, de fabricar ese clarinete histórico que mira con tanto cariño. Es un hombre que le gusta estudiar y saber de todo y no poco.Pero no le gusta algo que tanto gusta a las personas que sirven para poco,,,presumir.
Creo que lo publico en un tiempo que a mí personalmente me satisface y mucho. Tengo la suerte de reunirme los viernes, con tres jóvenes clarinetistas para tocar cuartetos. Aprovecho la ocasión para darles las gracias por admitirme entre ellos a pesar de la diferencia de edad.
Todo lo estudiamos buscando, no la perfección, porque no existe,pero sí,intentando acercarnos a ella lo más posible. Lo que más
nos cuesta es la afinación, y eso a pesar de que hace muchos años sé que es así, ahora en este momento es quizá cuando más me he dado cuenta de lo difícil que es tocar con una afinación casi perfecta.Eso me lleva a publicar el artículo o escrito de Daniel ( lo de artículo le sonará
demasiado importante) que espero os resulte interesante y os lleve a estudiar con mucha pulcritud la afinación. Por mi parte nada más; desearos como siempre un feliz dia a tod@s.
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Mi amigo y administrador de este
blog, José Antonio Solé, y yo, tenemos de vez en cuando animadas charlas sobre ciertos
aspectos relacionados con la acústica del clarinete. En una de esas charlas,
José Antonio me comenta que le gustaría que escribiera unas líneas en su blog,
dando mi opinión sobre esta materia. Me hubiera encantado tener los
conocimientos suficientes para aportar algo interesante a este fantástico blog,
pero debido a que todavía llevo poco tiempo estudiando sobre este campo, y que
no haría otra cosa que repetir lo que ahora mismo estoy aprendiendo con la
lectura del libro que citaré al final de este texto, simplemente escribiré un
breve comentario, con la única intención de que ello sirva para mover la
curiosidad del lector, y se anime a conocer, aunque sea de manera simple, cómo
funciona acústicamente nuestra herramienta de trabajo, para llegar a comprender
sus limitaciones.
Cualquiera que haya elegido el
clarinete como instrumento de expresión artística, conoce la dificultad que
entraña su estudio. La búsqueda constante de la calidad sonora, del dominio
mecánico, del control de la emisión y de la respiración, y un sinfín de factores, exige una gran
dedicación. Pues bien, la mayoría de estos factores descritos anteriormente,
dependen directamente de la complejidad acústica de los instrumentos de viento,
en especial de los del grupo de viento-madera, y en particular del clarinete,
por su naturaleza física.
Sin embargo, en mi modesta
opinión, el aspecto que más atención requiere por parte del músico a lo largo
de toda su vida, es el control de la afinación. Hay que entender que el
clarinete es imperfecto en ese sentido, así es que el objetivo, tanto de los
fabricantes como de los clarinetistas, es encontrar el equilibrio que lleve a
atenuar al máximo esa imperfección inherente a la naturaleza del instrumento. Varios
son los aspectos que condicionan el trabajo de los diseñadores en esa búsqueda
del equilibrio. Por ejemplo, si se intenta mejorar la afinación, ya sea modificando
la forma y/o tamaño del taladro (parte interior del instrumento) o de los oídos y chimeneas, su ubicación, etc.,
nos encontraremos con que el resultado no afecta de igual manera a los
diferentes registros. Además, la mejora en la afinación puede traer como consecuencia
un perjuicio en la calidad sonora. De ahí, la insistencia en la importancia de
buscar dicho equilibrio. En su papel está que, los fabricantes, y por qué no,
los técnicos reparadores, vayan intentando optimizar la afinación, perfeccionando
el diseño, en el caso de los primeros; o en el caso de los segundos, mejorando
puntualmente los problemas que del paso del tiempo y del uso derivan. Mientras
los responsables de la parte material desempeñan su trabajo, es el clarinetista
quien también contribuye a minimizar las carencias acústicas del instrumento.
El control de la embocadura, la extracción parcial de las diferentes partes del
clarinete, las digitaciones apoyadas en la obturación de uno o varios orificios,
o la apertura o cierre de llaves, son recursos que pueden ayudar de manera
significativa a la mejora de la afinación y de la sonoridad del instrumento.
Una vez adquirida una noción básica y fundamental de cómo se
comportan las ondas sonoras en general, por ejemplo viendo los vídeos o leyendo
los artículos en este blog, sobre esta materia, estaremos preparados para
empezar a estudiar el singular comportamiento acústico del clarinete.
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