La
música Klezmer se originó en los “shtetl” (aldeas) y ghettos de Europa del Este,
donde los trovadores judíos itinerantes, conocidos como “klezmorim”, tocaban en
los eventos festivos (simkhes), particularmente bodas, ya desde la temprana Edad
Media y hasta en las persecuciones nazis y estalinistas.
Se
inspiraba en melodías laicas, danzas populares, “khazones” (khazanut, liturgia
judía), y en los “nigunim”, melodías simples y frecuentemente si letra,
destinadas por los “Hasidim” (judíos ortodoxos) para acercarse a Dios en una
especie de comunión ecstática.
En el
mutuo contacto con músicos eslavos, griegos, otomanos (turcos), árabes, gitanos
y (más tarde) jazzistas americanos, los “klezmorim” adquirieron, a través de
numerosos cambios de tempo, ritmos irregulares, disonancias y un toque de
improvisación, la habilidad de generar una música muy diversificada, fácilmente
reconocible y ampliamente valorada alrededor de todo el
mundo.
Por
medio de su abundancia artística y su sonido distintivo, la música Klezmer es
única, fácilmente reconocible y universalmente apreciada, tanto por los propios
miembros de la etncia como por grandes audiencias en todo el mundo. La música
Klezmer es también una invitación al baile, y en nuestros días está
experimentando un verdadero
renacimiento.
Desde
el siglo XVI se ha ido agregando letra a la música klezmer, gracias al “badkhn”
(maestro de ceremonias en las bodas), el “Purimshpil” (en la fiesta del Purim se
lee dos veces el libro de Ester), y el teatro
Yiddish.
La
música klezmer y las canciones yiddish incluyen hoy en día un enorme repertorio,
en el cual puede expresarse una amplia gama de emociones humanas, la alegría y
la desesperación, la devoción y la rebelión, la meditación y la embriaguez, sin
olvidarnos del amor, claro está.
Historia de la Música
Klezmer
“Klezmer: no es sólo música –¡es un estilo de
vida!” (Hankus Netsky)
La
Biblia está llena de descripciones de la música instrumental ritualizada que se
tocaba en Jerusalén, pero no sabemos realmente cómo sonaba en aquella época
(obviamente, no había sistemas de notación y mucho menos grabadoras). Con la
destrucción del segundo Templo de Jerusalén en el año 70 de nuestra era los
judíos se precipitaron en el dolor y las órdenes rabínicas (hakakhic) los
refrenaron de regocijarse y utilizar instrumentos, salvo el shofar (cuerno de
carnero) en Rosh Hashanah y Yom Kippur. (Imagen:
shofar)
En la
Edad Media, los instrumentos musicales se utilizaron nuevamente en eventos
profanos y algunas fiestas religiosas alegres, como el Purim, Khanukah o Simkhat
Torah. Se afirmaba que los músicos judíos, profesionales o no, solían vagar por
toda Europa Oriental, por “shtetl” (aldeas) y ghettos para tocar en varias
ocasiones festivas (simkhes) como cumpleaños, la llegada de un nuevo rabino o de
una nueva Torá, la visita de una celebridad, la inauguración de una sinagoga,
circuncisiones (bris) y en especial bodas (khasene). A menudo pobres y conocidos
por preferir el alcohol y las mujeres antes que el estudio de la Torá, estos
músicos eran semi-parias en la escala social (yikhes), apenas un poquito más
arriba que los mendigos (shnorrers) y criminales (“klezmer”, “klezmeruke” y
“klezmeriwke” eran términos usados como insultos), pero fueron ganándose una
buena reputación y pronto se hicieron muy solicitados: “Vi der klezmer, azoy di
khassene!”.
Algunos de ellos se convirtieron en celebridades
por toda Europa: Mikhoel-Yosef Gusikov (1806-1837), que tocaba la flauta y el
“shtroyfidl”, un xilófono de fabricación casera, a quien Félix Mendelssohn llama
genio en Leipzig (1836), y dos violinistas de Berditshev: Arn-moyshe Kholodenko
(también conocido como Pedoster, 1828-1902) y Yossele Drucker (también,
Stempenyu, 1822-1879), que inspiró el personaje de Sholem Aleikhem y cuyo
sobrenombre se convirtió en sinónimo de virtuoso. Pero hoy queda muy poco de
esta música.
Imagen: Pedoster Imagen: Gusikov
En
varias ciudades (como Metz, Frankfurt o Praga), la actividad de los músicos
judíos estaba fuertemente gravada con impuestos y restringida en cuanto a cuándo
podian tocar y cuántos y cuáles instrumentos podían
utilizar.
A
principios del siglo XIX, más de cinco millones de judíos de Europa del Este
fueron confinados a unas zonas de asentamiento forzado (guetos), a solo unos
pocos kilómetros alrededor de Kiev (Polonia, Lituania, Bielorrusia, Ucrania,
Galicia y Moldavia). No se les permitía circular libremente en las ciudades
importantes. La mayoría de los músicos aprendía a tocar estrictamente “de oído”,
y la profesión pasaba de padre a hijos (las presentaciones de mujeres en público
estaban totalmente prohibidas). Hablaban una jerga yiddish (klezmerloshn), llena
de anagramas y dobles significados. Formaron “gremios”, parecidos a los
sindicatos, actuando como grupos de presión contra el gobierno, y también como
mediadores sociales.
A
fines del siglo XVIII, los judíos se vieron sometidos a tres influencias
religiosas diferentes:
Occidental, de los Maskilim (miembros de la
Haskalah, el movimiento de Iluminación Judía) de Moshe Mendelssohn (1729-1786,
abuelo del compositor Félix Mendelssohn), que alentaba la asimilación
cultural.
Del
norte, los Misnagdim (“opositores” o “racionalistas”), liderados por Eliah ben
Solomon Zalman, el Gaón de Vilna (1720-1797), valoraban el estudio de los textos
sagrados.
Mientras que los del Este, los Hasidin
(piadosos), seguidores del carismático Israel ben Eliezer, también conocido como
Ba´al Shem Tov (Maestro del Divino Nombre, 1700-1760), le asignaban un gran
valor a la alegría, las canciones y las danzas como formas de expresar su amor
hacia los seres humanos y Dios, en un éxtasis colectivo casi
místico.
Para
los Maskilim en Alemania, Austria, Bohemia y Moravia, yiddish y klezmer tenían
que ser reemplazados por la cultura alemana. Pero en Europa Oriental la cultura
klezmer floreció y de la corriente Hasídica tomó los “nigunim” (melodías sin
palabras), así como la alegría y el fervor. Mezclaron todo en una artística
mixtura, con canciones populares, música profana y “hazanut” (cantorial, la
forma de cantar las oraciones judías).
“Klezmer” es un término yiddish, que combina las
palabras hebreas “kley” (vehículo, instrumento) y “zemer” (canción): significa,
entonces, instrumento de la canción.
Se
pronuncia “kleZmer” y no “kleTzmer”.
Esta
etimología nos permite imaginar que los instrumentos reemplazaron
progresivamente a la voz. En un manuscrito del siglo XVI, que se encuentra en el
Trinity College de Cambridge, la palabra “klezmer” califica por primera vez al
músico y no al instrumento. A partir de esa época, puede distinguirse entre las
funciones del “klezmorim” (músico), “letsonim” (animador público), “badkhonim”
(bufones de las bodas), y “khazonim” (cantores). Desde entonces, estas
calificaciones existen en muchas canciones yiddish antiguas y
modernas.
Itzhak Perlman - Israel Philharmonic Orchestra.
Klezmer Music.
Israel Philharmonic
Orchestra...
Fuente consultada (con esto quiero decir que no pienso traducir todo estrictamente, simplemente lo tomo como fuente): Klezmer Music in a few words:
http://borzykowski.users.
CKlezmer.htm
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