domingo, 24 de diciembre de 2017
sábado, 23 de diciembre de 2017
Jean Xavier Lefébre 1763 -1829
Conocer la vida y obra de los grandes clarinetistas nacidos hace más de dos siglos, debería ser una de las asignaturas obligadas para todos los que nos dedicamos o nos hemos dedicado a ser clarinetistas.
No existen registros de audio de aquella época, pero afortunadamente sí la música que escribieron para nuestro amado instrumento, con lo que podemos descubrir estudiándola desde el análisis y la interpretación la ya avanzada técnica que debieron poseer a pesar de tocar con materiales arcáicos, que nada tenía que ver con lo que hoy tenemos.
Os dejo por si queréis descargarlo un concierto de Léfebre y la partitura de la Orquesta escrito en 17??..ahí es nada. Un tesoro para la biblioteca que debemos ir formando a lo largo de nuestra vida cómo estudiantes y cómo profesionales.
Jean Xabier Lefébre.
Jean Xabier Lefébre.
Biografía (fuente Wikipedia).
Nacido en Lausanne en 1763, desde muy joven se trasladó a París, donde transcurre la mayor parte de su vida, afectada por la revolución francesa.
Estudió clarinete en París con el famoso clarinetista Michel Yost, y tras su muerte (1786) fue ampliamente reconocido como su sucesor.
En Francia llegó a formar parte de la banda de la Guardia Nacional en 1778 (con sólo 15 años), recién creada con motivo de la revolución.
En 1790 se convirtió en director adjunto de la misma, lo que le permitiría posteriormente obtener el rango de Caballero de la Legión de Honor (1814).
En 1791 alcanzó el puesto de clarinetista principal de la Ópera de París, y primer clarinete del Emperador en la Chapelle Impérial en 1807 y en la Chapelle Royale en 1815.
Como compositor e instrumentista de clarinete, Lefèvre fue el primero que amplió el alcance o tesitura hasta los límites de su época, explotando el registro sobreagudo y los trinos utilizados en toda la extensión del instrumento.
También fue un investigador en la evolución del instrumento, ya que en la última etapa de su vida añadió la llave 6, llave que se usa en el clarinete actual.
Pero principalmente se conoce a Jean Xavier Lefèvre por haber sido nombrado primer profesor de clarinete de la historia del Conservatorio de París (en el que su hermano Louis François Lefèvre también ocupó el puesto de profesor), donde desempeñó dicho puesto de profesor entre 1795 y 1825 por lo que llegó a formar como clarinetistas a la práctica totalidad de los intérpretes franceses del XIX.
Tales casos son Janssen 1795/6, Péchignier 1797, Boufil 1801-1806, Crusell 1803, Buteux 1814-1819, Crépin 1816-1821, Adolphe Hugot 1817-1822 y Pierre Hugot 1820 a 1824.
Tras la revolución francesa le encargaron escribir en 1801 el método oficial de clarinete “Methode du Clarinette” de 1802 que fue utilizado por todos los instrumentistas románticos y que aún hoy en día es uno de los métodos utilizados en los conservadores europeos, junto a sus famosas 12 sonatas de dificultad progresiva.
Methode de Clarinette
El famosísimo Método de Clarinete de Lefévre ha formado parte de la formación de innumerables clarinetistas a lo largo de la historia.
Las doce sonatas de Lefévre comprendían la sección final de su famoso Método de Clarinete, publicado por el Conservatorio de París en 1802.
Las sonatas fueron originalmente publicadas para clarinete con acompañamiento de bajo. Es posible que el acompañamiento fuera concebido como uno de Cello mas que de Bajo Continuo, porque el uso ocasional de dobles notas parecía implicar doble cuerda.
Composiciones
Seis conciertos para clarinete y orquesta
Seis cuartetos para clarinete y cuerda
Seis tríos para dos clarinetes y fagot
Seis dúos para clarinete y fagot
Cuarenta y ocho dúos para dos clarinetes
Methode de Clarinette
Doce sonatas progresivas para clarinete
Hymne à l'agriculture para coro
Varias Marchas Militares
jueves, 21 de diciembre de 2017
Plaza profesor de Clarinete Conservatorio de Benidorm
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Título | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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Bases 1 Profesor Música especialidad Clarinete y creación bolsa | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Emisor | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Recursos Humanos | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Fecha de publicación | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
21/12/2017 12:35 | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Diligencia | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Descargar Copia auténtica | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Descripción | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Bases 1 Profesor Música especialidad Clarinete y creación bolsa |
miércoles, 20 de diciembre de 2017
El nacimiento del clarinete: ¿descubrimiento o casualidad?
Comparto con todos vosotros un interesante artículo de Vicente Pastor García, Doctor en Música y profesor de clarinete del Conservatorio Superior de Valencia.
No es el primero ni será el último, pues D.Vicente sabe mucho de la historia de nuestro instrumento además de conocer el clarinete acústicamente como pocos.
Os dejo el enlace a su página web que os recomiendo visitéis y que podéis hacerlo clicando AQUI
Gracias por visitar el blog y feliz día.
El nacimiento del clarinete: ¿descubrimiento o casualidad?
Nuremberg,
2 de marzo de 1693. El día amanecía tímidamente. Como todas las mañanas
Johann Christoph Denner había desayunado frugalmente y se disponía a
comenzar su jornada de trabajo en su modesto taller de instrumentos de
viento-madera. La mañana era especialmente fría como correspondía a esas
fechas del año. Los primeros rayos de sol penetraban por el maltrecho
ventanal de la estancia e iluminaban tenuemente su mesa de trabajo.
Sobre esta, yacían varias herramientas rudimentarias, piezas de madera
de boj y varios prototipos de instrumentos, entre ellos, varios tipos de
flautas de pico y algunos oboes de dos llaves, además de otros
especímenes. Apoyados sobre la mesa algunos ejempares de fagotes
–dulcian- esperaban su turno para ser reparados. Esa mañana su hijo
Jacob Denner de 12 años le acompañaba como otras muchas jornadas. Desde
muy pequeño Jacob pasaba varias horas en el taller de su padre jugando
con los instrumentos que fabricaba su padre y a muy temprana edad ya
sabía tocar la flauta de pico y el oboe. Esa mañana su padre Johann
retomó su trabajo donde lo había dejado el día anterior. Llevaba varios
días experimentando con un instrumento de lengüeta simple denominado chalumeau
que había desarrollado a partir de la flauta de pico barroca. El
instrumento disponía de seis orificios frontales y dos llaves
diametralmente opuestas, una para el dedo índice de la mano izquierda
que daba el La3 y otra para ser usada por el pulgar de la misma mano que
producía el Si3 pulsada simultáneamente con la otra. Su extensión
abarcaba desde el Fa2 al Si3. Este ámbito tonal podía incrementarse con
tonos suplementarios variando la posición de los labios y utilizando
digitaciones cruzadas. Johann lo fabricaba en cuatro tamaños: soprano,
alto, tenor y bajo. Sus investigaciones se dirigían a ampliar el rango
tonal del instrumento y mejorar su calidad tonal, de manera que una y
otra vez solía experimentar con la ubicación y el diámetro de los
orificios, así como el taladro del tubo. La primera llave del nuevo
instrumento producía un La3 alto, pero con el uso simultáneo de la
segunda llave era posible bajar su afinación reduciendo el diámetro del
orificio que obturaba. Sin embrago, Johann no se daba por satisfecho e
insistía ahora en modificar la ubicación y el diámetro de ese orificio.
La mañana había discurrido de forma rutinaria como otras muchas. Era ya
la hora del receso, pero Johann insistió en hacer una última prueba en
su prototipo. Modificó de nuevo la ubicación y el diámetro del orificio
trasero y se dispuso a probar el instrumento para ver el resultado. Lo
que escuchó a continuación fue algo que le dejó petrificado. Hijo, mira,
escucha estos sonidos! Johann, muy excitado, asió con sus dos manos el
instrumento, obturó todos los orificios e insufló aire con vehemencia en
la boquilla del instrumento. Comenzó a tocar la escala desde el sonido
más grave levantado los dedos lentamente uno a uno. Los sonidos
afloraban del instrumento no sin ciertos problemas de afinación y
timbre. Su hijo Jacob le observaba con suma atención como si esuviese
esperando una sorpresa. Cuando hubo destapado todos los orificios,
accionó ahora la llave trasera en su nueva ubicación y de nuevo obturó
todos los orificios. Insufló otra vez una bocanada de aire en el
instrumento y comenzó la escala de nuevo mirando fijamente a su hijo al
mismo tiempo. El instrumento era capaz de producir nuevos sonidos agudos
con solo accionar la llave trasera. Era como si su padre estuviese
haciendo un número de magia con el instrumento. Hasta entonces los
instrumentos de viento-madera solo podían producir algunos sonidos
agudos de forma precaria con la ayuda de la embocadura del músico.
Padre, qué has hecho en el instrumento? ¿Por qué estos sonidos suenan a
la doceava? –le espetó Jacob a su padre-. Oh hijo mío, solo he
modificado la ubicación y el orificio trasero y el instrumento ha
comenzado a producir nuevos sonidos parecidos a los de una trompeta.
Debe tratarse de alguna cuestión física. Además, escucha, con ambas
llaves accionadas el instrumento da un Sib3! No es fantástico! Su hijo
Jacob lo miró con atención, agarró el instrumento con sus manos y le
profirió: padre, ha inventado un nuevo instrumento!!
Fig. 1 Taller de instrumentos de Nuremberg, probablemente de J.C. Denner (desde Weigel, 1698)
El relato descrito ilustra, no sin
ciertas dosis de ficción, el punto de partida o nacimiento del
clarinete. Probablemente el hallazgo de Johann sobrevino de forma casual
en el chalumeau, ya que lo que Johann buscaba era ampliar el
registro del instrumento por arriba. Sin embargo, al reducir en exceso
el diámetro del orificio de la llave trasera buscando un Sib3 lo que
encontró fue un orificio de registro que permitía duplicar el rango
tonal del instrumento.
Fig. 2 Chalumeau sin llaves (desde Diderot y d´Alembert, 1751)
Lo que su hijo Jacob vio aquella fría
mañana de invierno de 1693 en el taller de su padre se le quedó grabado
en su memoria y años después fue capaz de desarrollar un nuevo
instrumento a partir de las mejoras aplicadas al chalumeau por
su padre: la reubicación de la llave trasera, más próxima a la boquilla,
la reducción del diámetro del orificio que obturaba y la ampliación de
la sección inferior terminando en una campana. La nueva ubicación de la
llave del pulgar permitió, por un lado, obtener el Sib3 accionada
simultáneamente con la llave frontal, y por otro lado, emitir los
terceros armónicos con más facilidad, seguridad y calidad.
Johann Christian Denner murió el 26 de
abril de 1707 en su casa de Nuremberg. Johann no pudo ver terminado el
nuevo instrumento ya que poco después de su muerte, su hijo Jacob
comenzó a fabricar clarinetes con las nuevas mejoras, como así lo
atesiguan los libros de cuentas del archivo de Nuremberg donde figura un
pedido del Duque de Gronsfeld a Jacob Denner fechado en 1710 que,
además de siete chalumeaux, incluía dos clarinetes. Otro documento en la
Wiesbaden Stadtarchiv también testimonia que en 1710 la abadía de
Erberbach de la región de Rheingau adquirió seis clarinetes de un
fabricante desconocido, probablemente de Jacob Denner. Jacob fabricó
estos primeros clarinetes con madera de boj en tres secciones: una
boquilla amplia con el barrilete integrado; un cuerpo central con las
dos llaves ubicadas de forma no diametralmente opuesta, un orificio para
el pulgar izquierdo y los seis orificios tonales; una sección inferior
con una campana integrada y un orificio para el dedo meñique que podía
rotarse para poder tocar con cualquiera de las dos manos
indistintamente.
Fig. 3 Clarinete de dos llaves, probablemente de Jacob Denner (desde Diderot y D´Alembert, 1751)
La respuesta científica de la pregunta
de Jacob Denner a su padre en referencia a por qué sonaban los sonidos a
la doceava cuando pulsó la llave de registro permaneció encapsulada en
el tiempo durante unos años hasta que Johann Bernoulli formuló
matemáticamente el comportamiento de los tubos sonoros. Este y otros
hallazgos de J.C. Denner fueron aplicados posteriormente a otros
instrumentos de la familia de las maderas y supusieron un notable avance
en el desarrollo de estos instrumentos que ampliaban así su rango tonal
de forma considerable y mejoraban su calidad tonal. A partir de las
innovaciones de la familia Denner el clarinete adquirió gran
protagonismo y los compositores de la época comenzaron a incluirlo en
sus composiciones a partir de la segunda década del siglo XVIII.
Pero exactamente ¿por qué el chalumeau produjo las doceavas en lugar de las octavas?
El nuevo chalumeau era un claro
representante de los tubos cilíndricos cerrados, es decir, aquellos que
tienen un extremo abierto y otro cerrado herméticamente por la
embocadura del instrumentista. La columna de aire en los tubos sonoros
adquiere diferente formas de resonancia en función de la geometría del
tubo y sus aberturas. J.C. Denner diseñó el nuevo chalumeau con
un tubo cilíndrico, una boquilla de lengüeta simple y dos llaves no
diametralmente opuestas, una de ellas situada estratégica o casualmente
en un tercio de la longitud total del tubo. Las frecuencias de
resonancia del chalumeau -o de cualquier instrumento de viento-madera-
están determinadas por la forma del taladro y por los agujeros, los
cuales se abren y cierran convenientemente para emitir la escala del
instrumento. Por consiguiente, la función de los orificios es dividir la
columna gaseosa en segmentos con frecuencias propias. Sin embargo, si
el diámetro del orificio se reduce en exceso, el agujero podrá funcionar
como orificio tonal determinando la longitud del tubo para dar la
frecuencia deseada, pero también como orificio de registro, produciendo
un nodo de presión en el punto de abertura del tubo y segmentando la
columna de aire en partes alícuotas. En este sentido, Johann comenzó la
escala del instrumento con todos los agujeros cerrados, utilizando la
longitud completa del tubo De esta forma, la columna de aire vibró con
su frecuencia fundamental –con un vientre de presión en el extremo
cerrado y un nodo en el abierto-. Cuando el agujero más bajo se abrió,
el tubo se acortó y la columna de aire vibró con una frecuencia más
alta. Así, mediante la apertura sucesiva desde el agujero más inferior,
la frecuencia se fue incrementando y, por ende, el diapasón. Cuando
todos los agujeros estaban abiertos, la escala se había completado.
Entonces Johann repitió el proceso descrito pero ahora accionó la llave
de registro. La columna de aire vibrante se dividió automáticamente en
tres mitades alícuotas dado que en el punto de abertura del orificio
-situado en la tercera mitad del tubo aproximadamente- se generó un nodo
de presión. En rigor, la apertura del orificio redujo la fuerza de la
resonancia fundamental o primer armónico y liberó una cantidad de aire
en un punto donde esa resonancia tenía una presión máxima, esto es, un
vientre de presión. De esta forma, se perturbó su intensidad y
frecuencia en un punto donde no pudo cooperar con otras resonancias
superiores, inhibiendo la participación de ese armónico en el régimen de
oscilación. En una analogía con la vibración de las cuerdas, piénsese
en la acción del instrumentista de cuerda frotada cuando pulsa
ligeramente una cuerda vibrante. En el punto de contacto del dedo con la
cuerda se genera un nodo de vibración y la cuerda automáticamente se
divide en partes cocientes a la longitud completa de ésta siguiendo el
principio físico-armónico.
Fig. 4 Funcionamiento virtual del orificio de registro en el clarinete
Este hallazgo tuvo consecuencias muy
relevantes para la acústica del instrumento que lo singularizaron para
siempre. A diferencia de la flauta que utilizaba un cilindro abierto y
que por tanto la onda estacionaria resultante proporcionaba un nodo de
presión en cada extremo -presión atmosférica-, el tubo cerrado del
clarinete presentaba una onda estacionaria asimétrica con un vientre de
presión en el extremo cerrado –en la boquilla- y un nodo en el extremo
abierto –la campana o el primer orificio abierto-. Por tanto, su
vibración fundamental no podía subdividirse en mitades pares, sino en
segmentos impares con frecuencias que seguían, por consiguiente, los
números impares de una serie armónica: por ejemplo, 100 Hz, 300 Hz, 500
Hz, etc. Esto significaba que, por un lado, el clarinete solo podía
utilizar frecuencias de resonancia o armónicos impares para obtener sus
notas, y por otro, que su timbre quedaría caracterizado exclusivamente
con estos armónicos, dando un color aterciopelado y un tanto hueco. Sin
embargo, el instrumento también producía ciertos armónicos pares de baja
intensidad generados por el efecto de la lengüeta y las resonancias del
tracto vocal.
La otra consecuencia acústica
relacionada con el uso de un cilindro cerrado tuvo que ver con la
frecuencia de sus resonancias armónicas, dado que, a diferencia del
cilindro abierto o el cono donde las ondas viajeras recorrían dos
longitudes de tubo para completar un ciclo en el modo fundamental, en el
cilindro cerrado las ondas viajeras recorrían cuatro veces el tubo. En
efecto, el ciclo de una onda se doblaba en relación al ciclo de una onda
en un tubo abierto como el de una flauta, debido a que la onda
reflejada en el extremo abierto del instrumento –debido a la impedancia
generada por el cambio de presión y densidad entre el aire interno y el
externo- era obligada a reflejarse de nuevo en la boquilla debido a la
obturación de la caña en esa fase de su ciclo. De este modo, su longitud
de onda constituía el doble en relación con la de la flauta y el oboe
y, dado que ésta es inversamente proporcional a la frecuencia y que el
doble constituye la octava de acuerdo con la serie armónica, los
cilindros abiertos y los conos emitían sus segundos armónicos a la
octava respecto de los cilindros cerrados. En otras palabras, el tubo
abierto requería el doble de longitud que el cerrado para tocar la misma
fundamental. Este efecto supuso ampliar el rango tonal del clarinete
con respecto a sus homólogos de la orquesta, por un lado porque
comenzaba su escala una octava por debajo de estos, y por otra, porque
para completar un registro precisaba de una doceava –o dieciocho
semitonos-, a diferencia de las doce semitonos que requería el oboe o la
flauta. Estas ventajas, sin embargo, también acarrearon otras
consecuencias no tan positivas. Al tener que completar una doceava para
pasar de registro, el clarinete hubo que taladrarlo con más orificios
que el oboe o la flauta, en unas dimensiones análogas, lo que supuso un
gran reto para los fabricantes. El uso de un cilindro cerrado con una
llave de registro también ocasionó ciertos problemas de afinación en
algunos sonidos de los extremos del tubo. La combinación de ambos
factores subía la frecuencia del segundo modo de resonancia -tercer
armónico- en los sonidos de los extremos del tubo, lo que hacía
necesario ajustar las relaciones de frecuencia entre algunas resonancias
y, además, aumentar la radiación del instrumento, que en un tubo
estrictamente cilíndrico era menor. Las soluciones vinieron por las
mejoras aplicadas por su hijo de Jacob Denner en el chalumeau, dando lugar a un nuevo instrumento bautizado como clarin.
Dos eran las opciones para ajustar la
afinación de los sonidos de los extremos del tubo -especialmente de las
doceavas- por el uso del orifico de registro en un tubo cilíndrico
cerrado. Por un lado, el diseño de este orificio debía proporcionar las
doceavas y funcionar también como orificio tonal para el Sib3. Por ello,
la apertura de este orificio cuando era utilizado en su función de
registro, tendía a acortar ligeramente la longitud de onda de las notas
de los extremos del tubo. La desviación de las doceavas en los extremos
de la escala dependía del diámetro del orificio de registro. Mayor
diámetro, mejor tono para el Sib3, pero doceavas más bajas en los
extremos del tubo, y viceversa. Obviamente este problema podría
solucionarse practicando un orificio suplementario para el Sib3 ya que
así el diámetro del agujero de registro podría diseñarse más pequeño y
la afinación entre los primeros y segundos registros se mejoraría. Por
tanto, se trataba de separar ambas funciones –como orificio tonal y como
orificio de registro- en dos llaves diferentes, instalando un mecanismo
con un orificio de ventilación activado por la llave de registro. Esta
solución se aplicó varios años después en los clarinetes de los sistemas
McIntyre, la Reforma Boehm, Mazzeo y Stubbins. La otra solución
consistía en aplicar modificaciones en el taladro del tubo. Esta fue la
solución adoptada por Jacob Denner. Además, de la reubicación de la
llave trasera, más próxima a la boquilla y la reducción del diámetro del
orificio que obturaba, amplió la sección inferior del instrumento
terminando en una campana y reajustó el diámetro y ubicación de los
orificios tonales. De esta forma, Jacob fue capaz de ajustar la balanza
cromática relativamente afinando los sonidos de los extremos del tubo y
sus relaciones de frecuencia con sus armónicos.
Los efectos de las alteraciones en un
cilindro aplicadas por Jacob y otros fabricantes de instrumentos fueron
enunciados por el célebre físico Lord Rayleigh a mediados del siglo XIX
en varios principios fundamentales. De forma resumida estos principios
dicen que una contracción en un vientre de presión producirá un aumento
local del coeficiente de elasticidad del aire dentro del tubo que
levantará las frecuencias del sistema, mientras que si se practica cerca
de un nodo de presión causará una bajada de la frecuencia para el modo
en cuestión. Por su parte, una ampliación del tubo cerca de un vientre
de presión reducirá la elasticidad y bajará la frecuencia, mientras que
si se sitúa cerca de un nodo de presión, sube la frecuencia. Estos
cambios surten un mejor efecto en los modos graves y siempre y cuando la
perturbación se extienda sobre un segmento muy corto de la columna de
aire localizado en el centro de un vientre ascendente o descendente.
Asimismo, en una columna de aire cilíndrica el cambio de porcentaje
máximo de la frecuencia –por arriba o por debajo- es igual al cambio de
porcentaje del volumen total de aire que es producido por la
perturbación -un buen ejemplo de esto sucede cuando se extrae el
barrilete del cuerpo superior-.
Dado que el efecto de la alteración no
tiene el mismo efecto en todos los modos resonantes debido a que las
zonas de presión se constituyen en puntos diferentes en cada armónico,
el resultado en la afinación de la corrección es diferente para cada
modo resonante. En el caso de la parte baja del tubo, la abertura
exponencial de la campana aplicada por Jacob Denner permitió ajustar las
relación de frecuencia 3:1 entre el primer y tercer armónico. Esta
alteración produjo una perturbación en la columna de aire en el extremo
inferior del tubo que subió ligeramente la frecuencia de los sonidos
fundamentales –ya que en ese punto se situaba un nodo de presión-, tuvo
un efecto menor en el segundo modo -o tercer armónico- y un efecto casi
despreciable sobre el tercer modo –quinto armónico-, de acuerdo a los
principios enumerados anteriormente. Teniendo en cuenta que un cilindro
perfecto sube la frecuencia de los tonos del segundo registro obtenidos
con toda la longitud del tubo, la relación de frecuencia entre los
primeros y terceros armónicos se situaba por encima de la relación
perfecta. Así, con la ampliación en esta zona Jacob corrigió la
discrepancia en esa relación de frecuencia –en torno a 25-30 cents-, ya
que, aunque el efecto de la alteración era mayor en el primer modo que
en el tercero como se ha dicho, esta divergencia quedó compensada
teniendo en cuenta la discrepancia entre estos dos armónicos en un
cilindro perfecto.
Posteriormente, se aplicaron otras
soluciones en el tubo del instrumento para solucionar el problema. En el
caso del clarinete alemán, el tubo es casi cilíndrico hasta la espiga
de la campana con una abertura repentina en ese punto, mientras que el
tubo del clarinete francés se diseña con la parte superior del cuerpo
superior cónica o policilíndrica para ajustar las doceavas de la parte
medio-superior del tubo. Asimismo, el tubo se va ensanchando ligeramente
desde la mitad del cuerpo inferior hasta la campana en orden a
estrechar algo las amplias doceavas del extremo inferior del tubo
causadas por el diámetro del orificio de registro. Para solucionar el
problema de las doceavas del extremo inferior del tubo por el uso de un
diámetro menor, los clarinetes de sistema alemán, con un taladro más
cilíndrico que el francés, añaden una abertura alternativa para algunos
sonidos graves.
En definitiva, todos los estudios que se
han practicado y se practican en el clarinete han tenido como finalidad
básica perfeccionar la afinación del instrumento y homogeneizar el
desigual timbre de sus diferentes registros debido a su funcionamiento
de tubo cerrado. Si hacemos un repaso en la evolución del clarinete
observamos que todas sus innovaciones han ido encaminadas a conseguir
este fin. Los Denner experimentaron con las primeras llaves en relación
con su ubicación y el diámetro del orificio que obturaban.
Posteriormente, la ubicación de la llave de octava fue objeto de
numerosos estudios empíricos cuya finalidad no era otra que ampliar las
posibilidades sonoras del clarinete y, por ende, su afinación. Análoga
finalidad buscaban las llaves que se fueron instalando en el mecanismo
del instrumento en el curso de su desarrollo acústico. La llave del Si3,
ausente en el clarinete de Denner, también fue objeto de una
experimentación ímproba antes de su definitiva ubicación.
Posteriormente, en 1812 Müller con su clarinete de trece llaves
perfeccionó considerablemente la afinación del instrumento con una serie
de innovaciones técnicas muy plausibles en la época: el diseño y
material de las llaves y zapatillas, el biselado y ubicación de los
orificios. Por último, Klosé, con su sistema inspirado en el sistema de
T. Boehm, perseguía el ideal de un sonido puro y de afinación perfecta.
El diámetro y colocación de los orificios, de acuerdo con los estudios
experimentales llevados a cabo por T. Boehm, y un nuevo diseño y
colocación de las llaves en los orificios practicados en el tubo,
permitieron perfeccionar la acústica del instrumento en orden a su
afinación y timbre. Asimismo, los principales fabricantes de clarinete
han dirigido sus esfuerzos, a lo largo del último siglo, a diseñar
nuevos taladros que puedan optimizar la acústica del instrumento, en
especial, en ajustar las relaciones modales entre los diferentes
registros para mejorar la calidad tonal del instrumento.
Pero, ¿qué hubiese sucedido si aquella
fría mañana del 2 de marzo de 1693 J.C. Denner no hubiese descubierto el
principio físico-armónico de vibración de las columnas de aire en su
viejo chalumeau? Desde luego nunca lo sabremos, pero probablemente nada sería igual para los clarinetistas.
In memorian
Johann y Jacob Denner
Johann y Jacob Denner
viernes, 15 de diciembre de 2017
Crusell clarinet concerto number 2/ Clarinete Vicenzo Casale
El concierto de Crusell número 2, es uno de los conciertos más interpretados por la mayaría de los clarinetistas en conciertos,y creo no equivocarme figura en los programas de la mayoría de los consevatorios.
Escucharlo tocado con un clarinete de época,es un verdadero lujo. Si además el resto de la orquesta también usa instrumentos históricos, la audición es sumamente placentera y con sabor de autenticidad.
Dispongo de televisión por cable y dos cadenas que emiten música clásica durante las 24 horas. Los conciertos con instrumentos históricos están de plena actualidad. La programación de la mencionada cadena, emite muchos conciertos con estos instrumentos, que si al principio resultan un tanto "extraños" al oído, después se escucha la versión con instrumentos actuales y son los que suenan "extraños" Ese sonido tan sumamente dulce del clarinete de la época de Mozart o de Weber, o sea el clarinete clásico y el romántico tienen algo especial en el sonido y en la afinación que no poseen los actuales, mucho más "poderosos" en todos los sentidos.
En el SMUC de Barcelona existe la asignatura a cargo de Lorenzo Coppola, pero desgraciadamente en el resto de concervatorios españoles no.
Me decía un gran clarinetista que toca todos los clarinetes históricos, que después de tocar el concierto de Mozart con el clarinete de la época, mejoró mucho su interpretación con el clarinete actual.
Los tiempos primero y tercero del mencionado concierto en la actualidad se tocan según mi modesto criterio, con un metrónomo altísimo que sin duda desvirtúa lo que Mozart escribió para el clarinete de la época porque entre motivos con el clarinete de entonces no se podía tocar tan rápido, ni sonar tan amplio.Una de las versiones mas fieles del concierto de Mozart, creo que es la que grabó Alfred Prinz (q.e.p.d.)con la Filarmónica o Sinfónica de Viena que dirigió el gran especialista en Mozart, Karl August Leopold Böhm,nacido en Graz, en 1894 y que falleció en Salzburgo en 1981.
No quiero ocultaros que hay clarinetistas que no están de acuerdo en lo que yo opino, pero para que podáis comprobarlo os recomiendo la audición de la versión que os menciono.Está en la etiqueta correspodiente en el blog.
Gracias por visitar el blog y feliz día.
Vicenzo Casale
Vincenzo Casale (1981) es un clarinetista y director de orquesta
italiano, que se ha especializado durante los últimos 10 años en la
práctica la música histórica con instrumentos originales. Él
es muy solicitado en Europa
lunes, 11 de diciembre de 2017
Lyuta Kobayashi ( Age 9 ) plays F.Krommer Clarinet Concerto Es Dur op.36 1.Movement
Sorprendente Lyuta Kobayashi. Con sólo 9 años toca Krommer con una soltura increible no exenta de calidad.. Me encanta descubrir niños con ese talento que augura un futuro fantástico.
He buscado y encontrado, otro vídeo en el que toca Weber, con 13 años.Crecer no ha crecido mucho de estatura, pero clarinetisticamente, vosotros mismos podréis juzgar que camino tiene este chaval por recorrer. Puede llegar a ser un "monstruo" del clarinete.Desear que ese futuro por la razón que sea no se trunque y dentro de unos años estaremos escuchando en Lyuta Kobayashi, un grandísimo clarinetista.
Feliz día.
Lyuta Kobayashi ( Age 13) plays C.M..v.Weber clarinet concerto Es Dur op.74
viernes, 8 de diciembre de 2017
François Etienne Mozart Concerto pour clarinette KV 622 Orchestre Maurice Hewitt
Según mi criterio una publicación muy interesante, nada menos que del año 1954 , con un clarinetista nacido en 1901,nada más y nada menos.En la actualidad es obvio que tendría 116 años. No nos preguntamos muchas veces, cómo sonaría el clarinete, en aquellos años,?,( yo no,que ya tocaba , y eso quiere decir lo viejo que soy), pues para los jóvenes creo que será sumamente pedagógico escuchar a François ETIENNE, en el sublime concierto de Mozart, y también a la orquesta.No es necesario comentar nada.Escuchad y preguntaros cómo es posible que en aquellos años, con materiales infames, con recursos mínimos, se podía tocar con tanta calidad.
Muchas gracias por visitar el blog y feliz día
Intérpretes
François Etienne, clarinette
Orchestre Hewitt
Direction: Maurice Hewitt
François Etienne
Hijo
de Jean François Marius, un trabajador portuario de Toulon, y Augustine
Celestine Veslin, François Marius Louis ETIENNE nació el 12 de abril de
1901 en Toulon.
Sus padres, que no eran insensibles a la música, lo hicieron comenzar
estudios de música en el Conservatorio de su ciudad natal, y luego
dirigidos
martes, 5 de diciembre de 2017
¿Es importante el material de construcción en el sonido de los instrumentos de viento-madera?
Mucho se ha escrito y en la actualidad mucho más, sobre el materail utilizado en la construcción de los clarinetes y la influencia del mismo en la sonoridad. Creo que todos sabéis que los clarinetes de la gama alta, y los de no tan gama alta, se construían de madera de Ebano y en el presente de Granadillo Negro, aunque ni esto se ponen de acuerdo los entendidos. Hay quien dice que el Ebano y el Granadillo Negro son la misma madera con nombres distintos por aquello de que en cada sitio se denomina al árbol que produce la madera de distinta manera. Si os soy sincero yo no lo sé con certeza, pero lo que si he leído mucho sobre la sonoridad de los clarinetes de distintas maderas.Las opiniones son dispares, pues los científicos y los músicos no suelen opinar lo mismo, inclinándose aquellos por la teoría que suenan igual auque el material de fabricación sea distinto y lo contrario algunos músicos.
La opinión del Catedrático y Doctor en Música Vicente Pastor, creo que es lo suficientemente interesante, y por lo tanto publico un artículo relacionado con el tema.
Gracias por visitar el blog...feliz día
Los músicos a menudo utilizamos adjetivos de color para describir el sonido de nuestro instrumento: sonido brillante, oscuro, mate, rico… Al mismo tiempo, solemos asociar un determinado sonido en función del material de construcción.
Sin embargo, los científicos no han encontrado suficientes evidencias
que permitan relacionar el material de construcción del instrumento con
su calidad tonal. Entonces, ¿en qué medida el material de fabricación
tiene un efecto en el sonido que produce el instrumento?
El efecto del material con el que se
construyen los instrumentos sobre sus propiedades acústicas ha sido
motivo de controversia entre los músicos y los físicos. Un músico
experimentado es capaz de reconocer la mínima diferencia de sonido que
se produce entre dos instrumentos construidos con diferentes materiales
–por ejemplo una flauta de plata o de oro, o un clarinete de madera de
ébano o de un material sintético como el Delrin-, aunque le resultaría
complicado identificarlos. Los fabricantes y los instrumentistas también
son conscientes de los sutiles cambios en las propiedades acústicas de
un instrumento cuando se utilizan diferentes materiales para las
almohadillas de las llaves o para el diseño del tubo. Sin embargo, se
plantean numerosas dificultades para evaluar y cuantificar la
influencia del material de construcción del instrumento en su respuesta
acústica, y por tanto, en su sonido. Varios experimentos de
percepción sonora a un público especializado han sido realizados con
instrumentos fabricados por diferentes materiales, pero ninguno ha
demostrado suficientes evidencias. En este sentido, aunque la mayoría de
músicos sí han sido capaces de distinguir sutiles diferencias de color
entre un instrumento y otro, no ha habido consenso en cuanto a asociar
esas diferencia tímbricas con un material u otro.
El sonido que percibimos es el
resultado de la cantidad de energía en varias frecuencias relacionadas
armónicamente que el instrumento es capaz de radiar. En el caso
de los instrumentos de cuerda o de percusión, las propiedades mecánicas
del material es fundamental dado que el cuerpo del instrumento también
participa de la vibración, y por tanto, el sonido es radiado por toda su
estructura. Sin embargo, en los instrumentos de viento-madera
esta influencia es prácticamente despreciable ya que las paredes del
tubo no vibran lo suficiente como para radiar sonido audible debido a su
densidad y/o grosor, y por tanto el sonido en este caso depende
estrictamente de la geometría del tubo y del comportamiento de
la columna de aire que encierra. En este caso el sonido se radia
estrictamente por los orificios abiertos y la vibración de las paredes
es prácticamente despreciable. No obstante, coexisten otros factores físicos, pero también psicológicos,
que coadyuvan al músico a percibir sutiles cambios en el color del
sonido de su instrumento. Generalmente estos ligeros cambios solo son
percibidos por el instrumentista.
Por lo que respecta a los factores físicos, las
paredes del tubo del instrumento influyen en cierta medida en el
comportamiento de las vibraciones de la columna de aire debido a las
pérdidas de energía sonora -viscosas y termales- que se producen por la porosidad de la pared, pero también, por los rozamientos y los intercambios de calor
entre la sustancia vibrante y las paredes del tubo. Estos factores se
traducen en pérdidas de intensidad de algunos de los armónicos
constitutivos del sonido que escuchamos, lo que da lugar a cambios en el
color sonoro percibido por el oyente.
La principal propiedad que debe tener el material en estos instrumentos es reducir el efecto de la humectación y la condensación del agua, así como prevenir las pérdidas
que se producen por absorción e intercambios de calor entre la
sustancia sonora y las paredes del tubo, pero también por los
rozamientos del aire con las paredes. Por ello, las paredes del tubo deben ser rígidas y lisas
y no presentar porosidades ni rebordes para evitar al máximo
turbulencias y pérdidas. Estas pérdidas pueden generarse como
consecuencia de la reflexión en las paredes del tubo, pero
especialmente, en las zapatillas de las llaves que obturan los
orificios, con coeficientes de absorción mayores al de la madera del
tubo.
Las pérdidas de energía por los
intercambios de calor entre la sustancia vibrante y las paredes del tubo
también es un factor a tener en cuenta en la calidad del sonido. Nótese
que las paredes del tubo tienen una temperatura constante,
mientras que la temperatura de la columna de aire que encierra el tubo
oscila con un máximo de temperatura en las zonas de máxima
presión –vientres- y un mínimo en las de mínima presión –nodos-. En este
sentido, materiales más densos o gruesos también contribuyen a paliar las pérdidas de energía por absorción,
pero también por los intercambios de calor dado que un mayor grosor en
las paredes del tubo contribuye a mantener constante la temperatura de
las paredes.
Un factor a considerar también es la calidad de la superficie de la madera. Un material poroso incrementa las pérdidas de energía y por tanto reduce las intensidades de los armónicos,
lo que se traduce en cambios en el timbre del instrumento. En este
sentido, sonidos cuyos armónicos constitutivos están debilitados se
asocian con un color más oscuro, y viceversa. Del mismo modo, sonidos
que escuchamos con picos de intensidad desnivelados dan lugar a un
timbre inconsistente.
También la estabilidad
dimensional del material puede influir en el color tonal, dado que
cambios bruscos en la humedad o temperatura pueden modificar las
propiedades mecánicas de ciertos materiales e incluso su
geometría interna, lo que provocará una modificación del comportamiento
de la columna de aire que encierra. Y por supuesto su maleabilidad ya que el instrumento debe ser moldeado y taladrado sin fisuras hasta conseguir su diseño final.
En cuanto a los factores psicológicos,
hay que tener en cuenta que la energía que produce el sonido en los
instrumentos de viento se suministra directamente por el soplo del
instrumentista. En este sentido, la embocadura, el tracto vocal y el sistema respiratorio del músico introducen variables
en una compleja vía que es difícil de cuantificar. Por ejemplo, el
tracto vocal actúa como un resonador adicional que puede ajustar su
presión y volumen de aire según las necesidades que se planteen. Del
mismo modo, la embocadura aplicada por el músico modifica el
comportamiento del sistema de excitación del instrumento -la lengüeta o
la presión de soplo-, lo que introduce cambios en el color del sonido al
potenciar o debilitar determinados componentes armónicos de la
vibración fundamental. Pero lo más interesante de este factor lo
constituye el hecho de que generalmente estos cambios sutiles en la embocadura o el tracto vocal son aplicados por el músico casi de forma intuitiva e inconsciente, sin tener en cuenta, por ejemplo, qué músculos están implicados o qué volumen de aire alberga nuestro tracto vocal.
Otro factor psicológico a tener en cuenta es la percepción sonora que espera el músico de un instrumento fabricado con un material u otro.
Estamos de alguna forma sugestionados en cuanto al sonido que debe
producir un clarinete o un oboe fabricado con madera negra africana –Dalbergia melanoxylon–
o un fagot de madera de arce, y esperamos inconscientemente que el
sonido producido por estos instrumentos sea un sonido con mayor calidad
tonal que el generado por un instrumento fabricado con un material
sintético o una madera de menor calidad. Del mismo modo, el sonido de un
instrumento se ha ido consolidando a lo largo de su historia y se ha
asociado a un tipo de material determinado, lo que ha supuesto de alguna
forma estandarizar el sonido de cada instrumento. Esta cuestión, sin ser baladí, constituye un factor muy determinante, ya que los músicos son muy reacios a aplicar cambios en su instrumento, tanto en lo que se refiere a digitaciones como al sonido que produce el instrumento.
Otro interesante fenómeno que puede
tener de forma indirecta relación con el efecto de la calidad del
material sobre el sonido y que ha sido estudiado por varios físicos es el acople que puede producirse entre un modo de vibración del tubo y otro de la columna de aire que encierra.
En este sentido, diferentes estudios han demostrado que las paredes de
un tubo perfectamente cilíndrico no pueden vibrar lo suficiente para
radiar sonido en el espacio. De la misma forma que las vibraciones del
piano pueden cambiar las frecuencias naturales de los modos de la
cuerda, las vibraciones de la pared del tubo también pueden modificar las frecuencias de la columna aérea.
Así, si la frecuencia natural de uno de los modos de resonancia de la
pared está próxima a uno de los modos de resonancia de la columna es
posible el enganche y la consiguiente inestabilidad del tono. En estas
condiciones, la presión de amplitud generada en el interior del tubo
puede ser lo suficientemente importante como para producir una
deformación en la estructura del material y por tanto radiar sonido por
las paredes. En este sentido, varios físicos han estudiado este fenómeno
de acoplamiento entre el tubo y el fluido interno y han concluido que la amplitud de presión generada en el interior de un tubo cilíndrico no produce una deformación -a no ser que la geometría del tubo se modifique a una forma elíptica o incluso cuadrada- y por tanto el efecto en la radiación de energía por las paredes del tubo es despreciable.
Por tanto, no queda bien definida la influencia de este factor sobre la
calidad del tono, aunque es evidente que las vibraciones de la pared
pueden excitarse por presiones internas ya que, por ejemplo, el tubo del
clarinete no es un cilindro ideal.
En resumen, las opiniones son muy variadas en lo relativo a este tema. Mientras los músicos somos conscientes de sutiles cambios en el color sonoro de instrumentos fabricados con materiales diferentes, la mayoría de científicos convienen en que el material de fabricación no tiene efecto perceptible en el timbre del instrumento. En este sentido, el
material no puede influir en el sonido de forma notoria en la medida en
la que el sonido depende de la radiación de la paredes del tubo, y
éstas no vibran lo suficiente como para radiar energía sonora
perceptible. El sonido que le llega al oyente está determinado
principalmente por la geometría interior del tubo del instrumento, el
diseño de los orificios tonales y el efecto de la caña y las resonancias
de la cavidad bucal del instrumentista. Paredes de un tubo rígidas y lisas contribuyen a evitar pérdidas de energía por absorción o rozamientos
que sí tienen un efecto en el color sonoro que es percibido por el
intérprete. Otros factores como el tipo de material y el grosor de la
pared pueden en algunos casos tener efectos que pueden ser percibidos
subliminalmente por el instrumentista, pues está en contacto físico con
el instrumento y es el que mejor oye el sonido irradiado del
instrumento, pero es difícil que el oyente perciba alguna variación. Sin
olvidar los factores psicológicos, teniendo en cuenta que el sonido es una sensación que se produce en el oyente y que depende de los datos almacenados en su memoria
a lo largo de su entrenamiento musical. En definitiva, el rol del
material es un tema habitual de debate entre músicos, constructores de
instrumentos y científicos y todavía queda mucho por demostrar.
sábado, 2 de diciembre de 2017
MOZART Adagio in B-Flat, K. 411 - "The President's Own" United States Marine Band
Me admira lo bien organizados que están las bandas de música de las FFAA de EEUU. Se oposita para especialidades.Orquesta, banda de conciertos, música de cámara, orquesta de baile,etc. Cada cual a lo suyo.Qué distinto de las bandas de música militares de España que tienen que desfilar y después acto seguido dar un concierto, o lo que se surga. Supongo que es cuestión de dinero, no lo sé. Estos músicos militares además tienen una graduación militar de Suboficiales, pero parece ser que por la especialidad cobran bastante dinero. La verdad que tienen mucha calidad cómo podréis observar en el vídeo,tocando el nada fácil quinteto de Mozart K. 411.
A mi me gusta no sé a vosotros..
Feliz día
Podéis descargar la partitura clicando AQUI
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